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Pilar Wals/EFE
Martes, 26 de abril 2016, 11:50
Emocionado, sin asimilar aún la tragedia, Abdicarim Karifah esperaba noticias de los médicos esta mañana en el hospital Rafael Méndez de Lorca, donde los tres supervivientes del accidente están siendo atentidos. Su hermano, Addehamid, tuvo la suerte de sobrevivir a la tragedia que este martes por la mañana conmocionó al municipio de Lorca, no así dos de los primos de este, todos originarios de la ciudad marroquí de Tendrara.
Según relata a 'La Verdad' Abdicarim, su familiar le ha dicho que «no recuerdo nada» y que no dejaba de preguntarse "¿Dónde estoy ¿Qué hago aquí? ¿Qué ha pasado?».
Abdicarim aseguró que todos los ocupantes del furgón que se dirigía a Águilas «están asegurados» y tienen todos los papeles en regla. Él mismo, al ver que a primera hora de la mañana no llegaban sus compañeros a la explotación de apio donde iban a echar la jornada, llamó a su hermano por teléfono y este solo acertó a decirle entre gritos y sollozos: «Hemos tenido un accidente, hemos tenido un accidente».
«Era alto y rubio. Tenía 28 años. Se casó hace un año. Su esposa está en Marruecos y tiene hermanos en Castellón». Así recordaba Radovane Tayebi a su primo Mohamed, uno de los fallecidos en la tragedia. «Queremos repatriarlo, para que descanse con su familia», concluía, todavía conmocionado por el triste suceso.
Por su parte, Kaddour Eljanfi, también familiar de uno de los fallecidos denunció la dureza del trabajo en el campo y el agotamiento de las víctimas por jornadas «interminables».
Eljanfi se mostró convencido de que el «cansancio» es la única causa del accidente, y criticó que trabajan en el sector desde el amanecer hasta el anochecer «y eso no se puede aguantar durante mucho tiempo».
«Se levantaban a las cuatro de la mañana para salir a las cinco, hacer todos los días 200 kilómetros de ida y vuelta, y estar trabajando en Águilas hasta la noche», dijo este marroquí, que reside al igual que las cinco víctimas mortales, y los tres supervivientes, en la comarca del Campo de Cartagena.
«No hay cuerpo humano que aguante estas jornadas y siempre lo hemos dicho», lamentó este trabajador, que en muchas ocasiones ha compartido peonadas con los fallecidos y asegura, ahora, que «nunca jamás» volverá al campo en condiciones «del siglo XIX, no del XXI» tanto en horarios como en sueldos, de menos de 25 euros el día, según dijo. «No merece la pena. Esto no puede ocurrir más», sentenció Kaddour.
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