Los mosqueteros de Miguel Sánchez y su comentado saludo a Alberto Garre

Los padres de Miguel Sánchez, el líder de Ciudadanos, seguían entre el público el lento desarrollo de la sesión de toma de posesión de los diputados regionales. Pero cuando le tocó el turno de jurar el cargo, la madre no pudo remediarlo y se puso de pie para inmortalizar para siempre en su imaginario ese momento. Ni sus compañeros de colegio habrían pensado alguna vez que aquel chaval que con el tiempo ganaría en parecido al croata Robert Prosinecki, exjugador del Real Madrid y del Barcelona, se convertiría en parlamentario autonómico. Ese apodo, el de Prosinecki, es el que le han endosado ya a Sánchez ciertos compañeros de la Cámara del PP. Él preferiría Dartañán, ya que con sus tres compañeros de C's parecen, como ha dicho, «los cuatro mosqueteros».

Sánchez fue el único diputado que después de jurar su cargo se acercó a estrecharle la mano a Alberto Garre, que agradeció de corazón el gesto, ante la observación de José Gabriel Ruiz, Luis Martínez de Salas y Garrigues y Adela Martínez-Cachá, faro rodante en la concurridísima mañana por su 'blazer' de color fucsia. El gesto de Sánchez desencadenó entre el público cuchicheos, que se pararon en seco al aparecer en escen a el siguiente Sánchez, Pedro Antonio, que está en capilla como posible presidente del Ejecutivo autonómico. 'PAS', como le llaman en el partido para abreviar, ha tenido días mejores, y en su rostro sonriente había indicios de furia, la que probablemente le había producido ver cómo la presidencia de la Mesa escapaba de su control. PAS juró su cargo y con las mismas se fue a su escaño, recibiendo los ánimos de Francisco Bernabé y de Víctor Manuel Martínez, muy dados a aventar conspiraciones.

Dos diputadas populares juraron de memoria su párrafo: Violante Tomás y Encarna Guillén. Y Andrés Pedreño, de Podemos, se mostró en mangas de camisa como en el aulario de La Merced. Miguel Cascales seguro que, en términos futbolísticos, en Prosinecki encuentra un amigo.