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Checa pasa el balón en el partido en el Tartiere, jugado bajo la lluvia.
Lluvia y lágrimas en Oviedo

Lluvia y lágrimas en Oviedo

El UCAM pone fin a su aventura copera tras caer en la prórroga en un partido que acabó con nueve jugadores

José Otón

Miércoles, 15 de octubre 2014, 20:39

El fútbol fue muy injusto anoche con el UCAM Murcia. El líder del grupo IV de Segunda B se plantó en uno de los campos grandes de la categoría y no se arrugó ante un Oviedo que tiró del escudo pero que no mostró un fútbol despampanante, el que se le presupone al segundo equipo más poderoso de los ochenta que componen la Segunda B. De hecho, los pupilos de Eloy Jiménez fueron los que merecieron ganar el encuentro, por jerarquía y por lo mostrado durante los noventa minutos de tiempo reglamentario sobre el césped, tras los que el equipo universitario se debió volver a casa con el pase a la cuarta ronda de la Copa del Rey en el bolsillo.

El UCAM mereció ayer saborear lo que años atrás disfrutaron el Real Murcia y el Cartagena: enfrentarse a un grande del fútbol español que te permite paliar los sinsabores de competir toda la temporada en campos de tercer nivel. La prórroga le permitió demostrar al Oviedo que posee más veneno que el UCAM y que tiene un delantero de Segunda en sus filas. Una simple aparición de Linares, el atacante estrella del grupo I de Segunda B, permitió a los asturianos sacar la cabeza y enderezar un encuentro que era del UCAM hasta entonces.

El hecho de que el conjunto asturiano acabara con dos jugadores más que los murcianos y que éstos no hicieran más que perder tiempo simulando lesiones y escondiendo los balones, no debe sino enorgullecer a un conjunto de jugadores que han demostrado que están listos para guerras importantes y que tienen muchas cosas que decir esta campaña en liga. Aunque el sueño de medirse al Real Madrid de Cristiano, al Barça de Messi o al Atleti del Cholo quedará para otra ocasión, nadie descarta ya que el UCAM vuelve a Oviedo en junio para jugarse el ascenso.

El equipo de Eloy Jiménez demostró en la primera parte que no se arruga ante nadie. Lejos de impresionarse por el ambiente en el Carlos Tartiere, salió decidido a plantarle cara al Oviedo. El partido comenzó con un UCAM muy enchufado, que conseguía llegar con cierta facilidad por ambas bandas, merced a Piojo y a Nono, muy incisivos. De hecho, el primer disparo a puerta fue obra del conjunto universitario, llegado el segundo minuto de la primera mitad, gracias a Javi Gómez, aunque su lanzamiento se marchó desviado.

No pasó apuros el UCAM e incluso se acercó a la portería de Esteban. Sobre todo con un disparo de Nono que paró el portero, y uno de Jairo que se fue rozando el palo. El Oviedo se acercó por medio de Generelo pero fue una ocasión menor. El equipo de Egea, acuciado por la firmeza de los universitarios, apretó en los últimos minutos de la primera parte pero no dejó la sensación a sus aficionados de haber sido mejor que los murcianos.

La segunda parte comenzó con una disposición similar a la vista durante los primeros cuarenta y cinco minutos, con un UCAM Murcia inteligente que llegaba con facilidad a la línea de mediapuntas.

En esta segunda mitad, y aunque el Oviedo salió revolucionado, el UCAM tomó el mando del encuentro. Sobre todo tras la ocasión de Piojo en el minuto cinco. Un disparo que se fue rozando el palo y que asustó a su rival. Después llegó la exhibición de Chavero, que deslumbró a todos los presentes. Incluso se permitió una cola de vaca al estilo de Romario, el mítico jugador del Barça, que no acabó en gol por poco. El exjugador del Huracán Valencia, ahora en el UCAM, buscaba a todos sus compañeros. Hasta Góngora, de falta, puso en apuros al veterano Esteban. El equipo murciano merecía el gol ante un débil Oviedo.

Eloy Jiménez metió en el terreno de juego a Titi buscando más profundidad, pero hasta el final del tiempo reglamentario no hubo más ocasiones claras de gol. Entonces llegó una prórroga maldita para los murcianos. Salieron dominando y metieron al Oviedo en su área, pero en un balón parado de los ovetenses llegó la volea de Linares. Una acción que lo cambió todo. El delantero se aprovechó de la indecisión de Fran Pérez. Lo de después fue otra historia. El UCAM se revolucionó y en un penalti en el área murciana perdió a Nono y Fran Pérez, dos de sus hombres. Escalona paró la pena máxima lanzada por Linares, pero en inferioridad el equipo ya estaba herido de muerte.

Aun así luchó hasta el final y ni con dos menos dejó de buscar el empate. De hecho el equipo universitario dejó una gran sensación en Oviedo y, aunque no ha podido meterse en la cuarta ronda de la Copa del Rey, sale reforzado para la liga, una competición en la que es el equipo de moda.

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