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A. N.
Domingo, 8 de noviembre 2015, 00:30
Ginés Martínez, el copiloto del autobús siniestrado en Venta del Olivo, aún batalla a diario para recuperarse de las secuelas físicas que le dejó el accidente. Sus lesiones en una pierna le han impedido, por el momento, regresar al trabajo, pero confiesa que está deseando volver a ponerse cuanto antes al volante de un autobús. Un reto que, no obstante, aún se le hace grande. «Yo me he probado yo solo, en un autobús sin nadie», explica.
Un año después del trágico accidente, este vecino de Bullas es reacio a comentar con 'La Verdad' las circunstancias del siniestro y los informes de la Guardia Civil que se han conocido y que atribuyen el accidente a la fatiga y la falta de atención del conductor. Mientras espera ansioso la celebración del juicio, Ginés opta por la cautela. Sigue defendiendo la versión de su compañero, Norberto G., que conducía el autobús en el momento del suceso. «Norberto me dijo lo que pasó y yo le sigo creyendo». Este conductor ya explicó hace un año, en declaraciones a 'La Verdad', que, en el momento del siniestro, él iba durmiendo. «Norberto empezó a gritar: ¡Ginés, esto no frena, esto no frena!, ¡Dios mío!, ¿cómo lo paro? No me dio tiempo a más. Cuando abrí los ojos ya íbamos derechos al terraplén». En este tiempo se ha mantenido en esa versión y ha apoyado a Norberto en la posible existencia de un fallo técnico. «Alguien tiene que pagar», asegura a media voz.
A día de hoy, explica, mantiene relación con muchas familias bullenses que perdieron a alguien en el autobús o que viajaban en él. Está recibiendo ayuda psicológica para tratar poco a poco de asumir lo sucedido. «No es algo para estar todo el día dándole vueltas».
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