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Doscientos treinta y cinco años, aunque en más de una ocasión se propusiera, ha tardado la ciudad de Murcia en honrar como Hijo Predilecto a quien, sin embargo, ya lo era aún antes de aquel remoto 2 de marzo de 1783 en que falleció. Porque Salzillo, sin necesidad de citar siquiera que se llamaba Francisco, fue incluso en vida uno de los más ilustres vecinos que tuvo la ciudad. Ayer, por decisión del alcalde, José Ballesta, ese sentimiento histórico se imprimió negro sobre blanco en los anales de la urbe. Y se escenificó, como destacó el presidente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, Antonio Gómez Fayrén, el mismo día en que el legendario imaginero hubiera cumplido 311 años.
El Ayuntamiento de Murcia celebró ayer la entrega de honores y distinciones a varios murcianos de excepción. Además de Salzillo, fueron nombrados Hijos Predilectos, pues todos habían nacido en el municipio o de lo contrario serían Hijos Adoptivos, el ciclista Alejandro Valverde, el expresidente socialista Andrés Hernández Ros, el pintor José María Falgas y el empresario y filántropo Ángel Belmonte.
Uno de estos nombramientos, además del de Salzillo, fue a título póstumo. Fue el entregado a la viuda de Hernández Ros, Josefa Cebrián, 'Pepa', quien protagonizó uno de los instantes más emotivos de la celebración al agradecer que «en estos tiempos en que la política está tan denostada, es bueno que todos los partidos se unan para honrar a quien fue un político honrado». Pero el culmen de su intervención, que despertó no pocas lágrimas entre los asistentes, se produjo cuando dedicó al expresidente unos versos de la elegía que Miguel Hernández dedicara a Ramón Sijé: «A las aladas almas de las rosas... del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero».
Josefa Cebrián advirtió que su esposo «era un hombre poco amigo de halagos, aunque estaría contento porque amaba la ciudad y su huerta, su luz, sus plazas, sus procesiones, el Entierro de la Sardina...». Su intervención fue de las más aplaudidas del acto. Como también lo fue la de Ángel Belmonte, quien evocó unos versos de Juan Capel, quien los escribiera para la representación de la fundación de Murcia, la que cada año se celebra. Después de ensalzar las figuras de cada uno de los distinguidos, Belmonte, emocionado, vestido de traje blanco impecable hasta la corbata, declamó en referencia a Murcia: «¡Por quererte tanto, lloro sin tu presencia!».
El acto arrancó con una espléndida interpretación de 'La Parranda' a cargo del Orfeón Fernández Caballero, que también recibió un destacada ovación y cuyas voces hicieron retemblar la sala de columnas del antiguo palacio del Almudí, el histórico pósito hoy reconvertido en sala de exposiciones. De igual forma, también muchos celebraron la actuación del dúo Jota Martínez Ensemble, que interpretó algunas cantigas de Alfonso X el Sabio.
El siguiente nombramiento recayó en la persona del deportista Alejandro Valverde, quien destacó cómo, «aunque he estado en muchos lugares del mundo, mi sitio predilecto es Murcia, donde me siento muy cómodo». Además manifestó su «inmensa satisfacción» por tan alto galardón, «pues me gusta sentirme murciano siempre». Y lo mismo reconocía el pintor José María Falgas, otro de los murcianos nacidos en pleno corazón del barrio de Santa Eulalia, cuya destacada producción pictórica adorna colecciones de todo el mundo.
Retornar a las raíces
Falgas, a sus 88 años, aseguró reconocerse como «un español nacido en Murcia» y sentirse muy orgulloso de compartir distinción con el inmortal Salzillo y su amigo Hernández Ros. Después de recorrer medio mundo y firmar miles y miles de obras, Falgas advirtió ayer que «regresé a mi ciudad, a mis raíces, a donde pinté quizá lo más destacado de toda mi producción». Y lo reconoció alzando la voz, a pesar de que alcanzó el atril ayudado por muletas y que se negó a ocupar la silla que el alcalde Ballesta le brindó para que pudiera dirigirse a los invitados con comodidad.
Otra de las intervenciones que, en opinión de muchos, dejó mejor sabor de boca a los asistentes fue la del propio Ballesta, quien destacó que «somos los murcianos actuales herederos de un largo pasado de esfuerzos, perseverancia y tenacidad. Debemos atrevernos a decir que tenemos raíces e identidad. Que hemos construido una comunidad humana de la que nos sentimos orgullosos. Nuestra tradición es un pasado que sobrevive acumulando futuro y Murcia ofrece hoy a sus habitantes la libertad de ser lo que quieren ser».
El Himno a Murcia, de nuevo interpretado por el Orfeón Fernández Caballero, puso el broche de oro a una emotiva ceremonia que reunió en el Almudí a personalidades de la vida política, cultural y social murciana, además de a numerosos familiares y amigos de los homenajeados, quienes les demandaron numerosas fotografías una vez acabada la ceremonia oficial.
La llamada Entrega de Honores y Distinciones se celebró dentro de los actos del Día de Murcia -denominación, por cierto, también de nuevo cuño-, que conmemora la constitución del Concejo, el antecedente medieval del Ayuntamiento, hace ahora 752 años, cuando Alfonso X El Sabio concedió el privilegio rodado a la urbe el 14 de mayo de 1266. Cinco nuevos murcianos de trayectorias impecables ya forman parte de la historia de la ciudad que los vio nacer y que ayer los consideró hijos ilustres.
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