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M. RUBIO
Lunes, 19 de enero 2015, 00:39
Su porte señorial de nada parece haberle servido para esquivar la ruina. La casa solariega de la calle Mayor de La Ñora, un edificio ecléctico de principios del siglo XX protegido por su interés arquitectónico, muestra ya signos preocupantes de su abandono. Los desprendimientos en el tejado y en varios de sus magníficos balcones obligaron hace unos días a acordonar un tramo de la calle Carrera, en la fachada lateral de la edificación, como medida de seguridad para evitar riesgos a los transeúntes.
Las obras de urgencia llevadas a cabo por los propietarios han alejado el peligro y la calle ya ha sido reabierta, aunque los técnicos de la Concejalía de Urbanismo todavía trabajan en la redacción de un informe con las medidas definitivas a adoptar. No se descarta que el inmueble, que está deshabitado, tenga que ser cubierto con una lona.
Los trabajos de emergencia han incluido la colocación de un plástico negro en la fachada posterior del piso de arriba. También, dos de los balcones han sido tapados con paneles transparentes del mismo material para evitar más desprendimientos. Estas medidas chocan con las condiciones de actuación que marca el catálogo municipal con la ficha del inmueble. Allí se dice que «cualquier intervención sobre la fachada tenderá a devolverle la antigua imagen, respetando en todo momento los materiales de revestimiento de muros, rejería [...]».
La Asociación para la Conservación de la Huerta de Murcia (Huermur) cree que este nuevo 'roto' en el paisaje urbano protegido es una muestra más del «estado desastrosos en el que se encuentra gran parte del patrimonio arquitectónico del municipio, principalmente en las pedanías». Un portavoz de dicho colectivo señala que «este mal estado viene acompañado de una nula política de rehabilitación y conservación, limitándose únicamente a la inclusión en un catálogo de edificios y elementos protegidos. Si este documento técnico no va acompañado de medidas eficaces para la restauración de estos inmuebles, es lógico que tarde o temprano muchos de ellos terminen por desaparecer».
Medidas eficaces
Según Huermur, «ante la poca sensibilidad hacia este patrimonio y la falta de políticas de conservación, que se reducen a una multa por tirar un edificio protegido, muchos propietarios abandonan estos inmuebles con el fin de que se vayan degradando para solicitar la declaración de ruina y se les permita derribarlos».
Esta asociación propone la puesta en marcha de «medidas eficaces que ayuden a la conservación del patrimonio arquitectónico, de manera que los propietarios no vean la obligación de conservarlos como si fuera una maldición». En este sentido, Huermur propone beneficios fiscales, como la rebaja del IBI; la creación de una escuela taller dedicada a la rehabilitación de esta arquitectura, la exención de licencias y una línea de créditos blandos para facilitar las obras. «Pero, ante todo, hace falta voluntad política que, a nuestro juicio, es lo que menos hay», remarca el mismo portavoz. «El Ayuntamiento no puede predicar con el ejemplo -añade- porque hay varios edificios de propiedad municipal que se encuentran en un grave estado y nada se hace para solucionar esta situación».
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