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Los recién casados saludan a los asistentes.
Bodas bendecidas desde las alturas

Bodas bendecidas desde las alturas

Aníbal e Himilce hallan el amor, ante 2.000 personas, tras recibir la gracia de un hada suspendida a seis metros de altura sobre la escena

Eduardo Ribelles

Martes, 22 de septiembre 2015, 00:14

Dos mil espectadores fueron testigos de la alianza entre púnicos e íberos, con el compromiso y los esponsales del general Aníbal y la princesa Himilce, una historia decenas de veces contada con el mismo guión que anoche impresionó por la puesta en escena. A los clásicos movimientos de tropas, que concentran a 400 personas sobre el escenario en algúnos momentos de la acción, se unieron un atinado juego de luces, bengalas, fuegos artificiales y efectos de sonido. Pero la gran sorpresa fue la aparición de un hada que, suspendida a seis metros observó y bendijo la declaración de amor con un ejercicio que enamoró a la concurrencia.

Los asistentes, que aplaudieron las piruetas de Gemma Watson Lou, se beneficiaron de la buena temperatura y no sufrieron en exceso el viento del este que se sopló, a rachas, durante toda la noche. En las primeras filas estuvieron el alcalde, José López; la vicealcaldesa, Ana Belén Castejón, ambos ataviados de época, como principales autoridades que no quisieron perderse el que es considerado por derecho propio el acto más importante que organiza el Consejo Carthaginés.

El texto es el mismo de los últimos años, con los parlamentos iniciales entre los representantes de las tropas carthaginesas (Aníbal y Magón entre ellos) y el rey íbero, Mucro, para discutir si forjan un alianza para resistir a los romanos. Pero esa parte discursiva se apoya en la entrada y salida de tropas para reforzar su espectacularidad. Para que el segmento romántico no resultara ñoño, se apostó por la presencia de la acróbata, que se enredaba y desenredaba de sendas bandas de tela para subir y bajar por ellas, boca abajo y en acrobacia, suspendida a gran altura. Unas bailarinas potenciaban el efecto mágico desde el suelo.

Otra novedad fue la recreación de un bosque de olivos humano para el primer encuentro de los enamorados.

La acción se prolongo más allá de las dos horas, incluida la ceremonia final en la que los amantes sellaron su amor, delante de sus familiares y de los pueblos íberos y púnicos que unían de esta forma. Tras los esponsales, Aníbal e Himilce se dirigieron al campamento festero, donde muchos miembros de sus hueste siguieron su ejemplo en los cuarteles de los honderos, las tropas de tiro, los Hoplitas, Tanit, Tropas de Bal-Hammon, Asdrúbal y Mercenarios de Lobetania.

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