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Perico 'El Colorao' controla los pomelos de su huerto, con las placas solares que le autoabastecen al fondo.
Un rayo de luz

Un rayo de luz

Los miles de inversores que apostaron en la Región por las fotovoltaicas, y que después se vieron semiarruinados por el 'impuesto al sol' y una normativa «abusiva», confían en que la nueva coyuntura política les permita recuperar su dinero

Daniel Vidal

Lunes, 21 de noviembre 2016, 12:58

El sol que pega ya con fuerza a las diez de la mañana en Sierra Espuña no solo da para embellecer los racimos de uva dominga y para secar las ñoras que José Moreno tiene colgadas en el porche de su casa, en una pequeña finca enclavada en el corazón de la montaña. Gracias a seis placas fotovoltaicas en el tejado, que le costaron 5.600 euros -instalación incluida-, el sol también le da a este pensionista para poner en marcha la lavadora, el lavavajillas, la vitrocerámica, el horno, el microondas, recargar los teléfonos móviles de toda la familia y mantener los dos frigoríficos a pleno rendimiento para que las cervezas mantengan su temperatura idónea. José convive con una torre de media tensión en medio de su finca, y las líneas electrificadas jalonan el terreno, pero la vivienda está completamente aislada de la red eléctrica tal y como la conocemos. «Y todo perfecto», valora, mientras calcula lo que se ahorra. «Los 80 o 90 euros de la factura de la luz no se los quita nadie a mi vecino todos los meses», apunta Moreno, que recuerda que, además, su vecino tuvo que gastarse unos 9.000 euros en el transformador. Nos perdemos en las cuentas mientras saboreamos la uva dominga, que tiene pepitas: «Son buenas contra el cáncer», vende Moreno.

Pedro Gomariz, más conocido como Perico 'El Colorao', 74 años, agricultor «desde los 5», lo tiene mucho más claro que el agua de la balsa con la que engorda los limones y los pomelos de su finca, en Campotéjar, en Molina de Segura: «¡Esto es de lo mejor que he hecho en mi vida!», se felicita. Con 'esto', Perico se refiere a la instalación de 48 placas solares que el año pasado decidió realizar en un trozo de su terreno. La energía que producen esas placas permiten bombear el agua de la balsa para distribuir el riego por goteo, a la presión adecuada, a través de sus 48 tahúllas.

Perico bombeaba agua hasta entonces «con un motor de gasoil que gastaba entre tres y cuatro litros por hora, y tenía que estar entre 6 y 7 horas todos los días funcionando». Solo hay que calcular el coste económico -y medioambiental- que genera un motor que, por otra parte, es compañero habitual de faena de muchos agricultores. Pero, un buen día, el motor de gasoil de Perico dijo 'basta' y decidió estropearse. «Y entonces pensamos en traer hasta aquí la corriente eléctrica desde una caseta que está allí, al lado de la ermita, ¿la ve?», señala al periodista. Paradójicamente, varias líneas de alta tensión cruzan el cielo de la finca, 'invadida' por las torres de la red eléctrica, como ocurre con la propiedad de José Moreno en Totana. Sin embargo, a Perico le pedían «20.000 euros por traer el cable hasta aquí», lo que no le salía a cuenta. Fue entonces cuando 'El Colorao', con la ayuda de su hijo y de la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier), encontró la respuesta... en el sol.

El veterano agricultor se apretó «un poco el cinturón» para gastarse unos 15.000 euros en la instalación de las placas y el equipo que transforma la luz solar en energía, que le proporciona una potencia de 12 kilovatios. Ahora, un año después, se ahorra «entre 500 y 600 euros todos los meses de la factura de la luz, y encima dejo de emitir dióxido de carbono». Perico no puede estar más contento. «Fetén», define con precisión.

Aunque, verdaderamente, Perico 'El Colorao' sí podría estar más contento. Él, José Moreno y cualquiera de las otras 18.000 familias que en su día decidieron instalar placas fotovoltaicas en la Región, atraídas por los cantos de sirena del Ministerio de Industria bajo un eslogan de cuento: 'el sol puede ser tuyo'. «En vez de alentarnos, de protegernos, nos castigan», ilustra el agricultor en referencia a las trabas institucionales impuestas en los últimos años a la producción de energía solar, coronadas con el denostado 'impuesto al sol'. De hecho, muchas instalaciones fotovoltaicas destinadas al autoconsumo ni siquiera se registran en el Ministerio por el miedo que genera una normativa «abusiva», ilustra el presidente de la Asociación de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier), Miguel Ángel Martínez-Aroca. Como consecuencia, ese registro público, a fecha de este jueves, solo arrojaba once instalaciones de este tipo en la Región. Aunque, presumiblemente, «hay muchas más que no figuran en ninguna parte. A pesar de todo, el autoconsumo crece de forma constante y es una realidad imparable», sentencia Martínez-Aroca. «El sol es el futuro, y debería ser el presente porque es limpio y barato. Pero, en vez de premiarnos por lo que hacemos, nos dan de palos», reitera 'El Colorao'.

Para sacar pecho

Esta es una queja generalizada de todo el sector de las fotovoltaicas, y aún con mayor volumen y mayor indignación en la Región de Murcia, 'donde vive el sol'. De hecho, no parece casualidad que el presidente y el director (Rafael Barreda) de Anpier, que cuenta con más de 5.000 miembros de toda España, sean murcianos. Quizá no haya mejor carné de presentación para gestionar las inquietudes de este colectivo que haber nacido en una de las regiones de España donde, efectivamente, más tiempo vive el sol a lo largo del año. Murcia es una de las provincias del país con más horas de sol al año (3.182) por detrás de Huelva, Málaga, Cádiz, Toledo y Granada. Muy por encima de la media española y a no mucha distancia de la región del mundo donde más tiempo pega la solana a lo largo de los 365 días: Arizona, en Estados Unidos, (3.872).

Más datos para sacar pecho. La Región de Murcia es la comunidad que más potencia fotovoltaica instalada tiene en relación a su superficie (440 megavatios) y una de las que más potencia instalada tiene por habitante (229 vatios). De hecho, de 2011 a 2015, en los años de mayores varapalos normativos, la instalación de potencia aumentó un 34% en la Región. Además, con una generación anual de 759 millones de kW/h, Murcia es una de las regiones que más aporte de energía fotovoltaica realiza a la red eléctrica nacional, solo por detrás de Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura.

Con esos 759 millones de kW/h, y teniendo en cuenta que cada hogar español consume de media 3.272 kW/h al año, según los datos de Red Eléctrica Española, la potencia fotovoltaica generada en la Región de Murcia daría para abastecer de energía a 231.969 hogares, tal y como calcula Anpier. Es decir, casi la mitad de los hogares murcianos, que según el INE superaban los 530.000 a finales del año pasado. Eso sí, solo el 1% de toda la potencia instalada en la Región está destinada a uso doméstico. «Por culpa de la normativa, también, que prohíbe la instalación de placas en edificios para reducir el coste energético del ascensor o la escalera», añade Miguel Ángel Martínez-Aroca.

Con todo, no parece casualidad, tampoco, que la Región de Murcia sea la última etapa del llamado Camino del Sol, una caravana reivindicativa que ha recorrido todo el país durante las últimas semanas y que desembocará en la capital el próximo día 19 coincidiendo con el congreso de productores de energía fotovoltaica. La cita contará con la presencia del presidente de la Comunidad, Pedro Antonio Sánchez, y el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, además del economista Ramón Tamames y el propio presidente de Anpier.

Pero, igual que Murcia 'brilla' con luz propia en este campo, en cuanto a potencia instalada, a energía generada e incluso a protección legislativa (la Comunidad mantiene un serio tira y afloja en los tribunales con el Gobierno de la nación a cuenta del 'impuesto al sol'), España no puede decir lo mismo, a tenor de los últimos datos del Barómetro Fotovoltaico 2016, elaborado por la plataforma europea Eurobserver. Además de ser el primer país del mundo con más arbitrajes internacionales abiertos por los recortes a las ayudas a las renovables, según este informe, España no está ni siquiera entre los diez primeros países en potencia instalada en 2015. China encabezó el ránking el año pasado, con más de 15 GW instalados (o, lo que es lo mismo, 15 millones de kilovatios), seguida de Japón (11), Estados Unidos (7,3) y Reino Unido (3,5). Durante el mismo periodo, España solo instaló 0,049 GW (49.000 kW). A muchísima distancia de Alemania, por ejemplo, que instaló 1,5 GW, con la diferencia de que, allí, las placas solares producen casi un 40% menos de energía por las horas de sol. «Es un ridículo mundial, sin duda ocasionado por la legislación del sector», opina Miguel Martínez, ingeniero industrial de Anpier.

Soria 'vs' Nadal

«¿A quién benefician todas las medidas que han tomado estos años los gobiernos respecto a la energía fotovoltaica? ¿A la sociedad o a las grandes compañías eléctricas?», se pregunta Martínez-Aroca. Para hacerse una idea de la respuesta solo hace falta charlar unos minutos con algunos de los cooperativistas del huerto solar de La Jeresa, cerca de Lorca, dedicado a la producción de energía fotovoltaica para la venta a la red eléctrica. Solo hay que ver sus caras. Aquí, en este terreno con sus gigantescas placas solares, invirtieron todos sus ahorros (y un buen puñado de créditos) 418 familias del entorno. Agricultores, ganaderos y currantes en general. Con el paso de los años, todos ellos se vieron obligados a refinanciar la deuda que habían contraído, algo que también tuvieron que hacer los jumillanos José y Agustín Carrión, padre e hijo. Desembolsaron casi medio millón de euros en 2008 «con la esperanza de tener una especie de plan de jubilación», y ahora lo que tienen es una losa encima que pesa como un muerto. Después de refinanciar la deuda con el banco, ahora pagan 1.200 euros al mes... durante otros 13 años (más). Enrique Martínez y Juan Navarro, yerno y suegro, apoquinan todos los meses 500 euros cada uno para pagar el préstamo, que supuestamente, según el folleto que repartía el Ministerio hace años, «se pagaba solo con la rentabilidad que ofrecía el sol», recuerdan los afectados. Y este mes viene la factura del impuesto a la generación (diferente al 'impuesto al sol'). Unos 600 euros por barba.

En la mayoría de los casos, como ocurre con el profesor de instituto jubilado Francisco Fernández, los cooperativistas tienen que tirar del sueldo, o de la pensión, o de los familiares para hacer frente al pago del préstamo de las instalación fotovoltaica que hicieron en su día. «Y ni siquiera de los familiares, porque esta inversión la hicimos en su día familias enteras», explica Enrique Martínez. «El problema viene cuando nos ponen una serie de cargas que hace que muchos tengan que vender su parte, incluso». De hecho, de esta cooperativa ya salieron 50 familias ante la imposibilidad de hacer frente a los pagos, teniendo que vender al mejor postor y a un precio hasta un 40% más bajo del que compraron. «Con todos los recortes, las familias fotovoltaicas han dejado de ingresar estos años unos 7.000 millones de euros, que tampoco han servido para reducir el déficit de tarifa ni para abaratar la factura de la luz, como prometió el Gobierno», señala Martínez-Aroca.

La inseguridad jurídica en la que se mueven estas y otras tantas familias fotovoltaicas de la Región «es el gran problema de fondo, porque ha provocado una gran falta de confianza», explica el presidente de Anpier. «Si no te puedes fiar del Boletín Oficial del Estado (BOE), ¿de qué te fías?», observa Francisco Fernández. «Variar así la norma es un fraude, y encima parece que somos los malos, los que queríamos enriquecernos y los que encarecemos la factura de la luz», protesta el mismo cooperativista. «Es una estafa de Estado», define sin tapujos José María Belmonte, que ya va por su tercer préstamo en el banco. «Nosotros no podemos montar una central nuclear ni sacar petróleo de un pozo, pero sí podemos sacar energía del sol poniendo unas placas. Esto supone democratizar la producción de energía, pero esto no lo tolera el 'lobby' energético», sentencia Fernández.

Sin embargo, la oscura etapa del exministro José Manuel Soria toca a su fin con el nombramiento de Álvaro Nadal como nuevo titular de la (también nueva) cartera de Energía, Turismo y Agenda Digital y el nuevo panorama político que se abre en el Parlamento, con el gobierno en minoría del PP y los grupos de la Cámara a favor de eliminar los obstáculos de los últimos años a las renovables. «Al ministro le pediría diálogo. Creo que el anterior Ejecutivo no contempló en su verdadera magnitud el problema que tenemos los productores, posiblemente dejándose aconsejar por voces interesadas, ni analizó la proyección económica y, sobre todo, social que tiene la energía fotovoltaica, probablemente por el mismo motivo. Reclamamos buena predisposición y un diálogo constructivo que permita ofrecer soluciones y respuesta a los productores fotovoltaicos presentes y futuros», aseguró Miguel Ángel Martínez-Aroca.

«El sol debe ser un activo irrenunciable para murcianos y españoles porque ofrece energía barata y limpia, competitividad y bienestar. Por desgracia, las únicas barreras son normativas y psicológicas. El Gobierno debe articular una verdadera política energética de Estado, pero empezando por restaurar la seguridad jurídica de las miles de familias españolas fotovoltaicas, que han contribuido con sus ahorros a resolver los problemas energéticos y medioambientales de nuestro país. Sin restituir los derechos de los pioneros no será posible recuperar la confianza».

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