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Antonio López
Jueves, 14 de abril 2016, 01:29
Levantar una pieza de chapa de cien kilos de peso como quien coge del suelo un tornillo de reloj de mano o trabajar en alto con herramientas de más de 30 kilos sin apenas realizar esfuerzo. Los robots han entrado en el astillero de Navantia para quedarse y así convertirse en la pieza angular de la construcción de los submarinos de la clase S-80. El astillero público prevé adquirir en los próximos meses exoesqueletos, unos trajes mecánicos que ayudan a los trabajadores a hacer su labor de manera más rápida, fácil y segura.
Los trajes no están diseñados para una persona en concreto, de hecho son ajustables para aquellos que midan entre 160 y 185 centímetros de alto, y permiten andar con cierta normalidad. Están desarrollados por la multinacional estadounidense referente en el sector de la industria de defensa, Lockheed Martin, también vinculada al programa de los nuevos submarinos a través del sistema de combate.
Técnicos de esta empresa realizaron ayer una demostración en Cartagena de cómo funcionan, la primera que se hace en Europa. La adquisición de estos semirobots forma parte de un proceso de modernización de las instalaciones y del modelo de producción del astillero, comenzado hace un año.
Esta revolución se basa en tres fases. La primera concluyó el pasado mes de julio con la digitalización del proceso productivo. «Todas las órdenes de trabajo ya están conectadas, desde el que diseña hasta el que pone el último tornillo», explicó el director del astillero, José Manuel Sanjurjo.
La segunda se pondrá en marcha en breve y prevé «informatizarlo todo, ya que el objetivo es tener un astillero sin papeles». Dentro de esta transformación, la robotización es el tercer eje. «La idea es continuar con la experimentación de este tipo de robots para ir implantándolo en el resto de instalaciones. Es uno de los muchos elementos que estamos implantando en nuestro proceso de modernización, para aumentar nuestra productividad», añadió.
Sin ningún tipo de energía
El exoesqueleto es del tipo pasivo, ya que no necesita ningún tipo de energía para funcionar. Se trata de un aparato que dispone de un brazo mecánico en el que se ajustan las herramientas. Está pensado para trabajos en instalaciones industriales y especialmente del mundo naval, entre los que destaca el amolado, el taladrado, el ruteado de cables, el montaje de tuberías y el pintura, entre otros. Si lo adquiere Navantia, Cartagena «será el único astillero que use esta tecnología en Europa».
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