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Bernarda Solá, Juan Antonio y Belén López en el aula de primaria del Mare Nostrum.
Juan Antonio crece en el Mare Nostrum

Juan Antonio crece en el Mare Nostrum

El colegio público logra un premio iberoamericano por contar cómo educan a un niño ciego. El chico ha demostrado a todas las personas de su entorno que no tiene una discapacidad, sino un talento distinto para aprender, aseguran

EVA GARCÍA

Jueves, 5 de noviembre 2015, 01:10

«Cuando conocimos la noticia de que en nuestro colegio entraba un niño ciego, los trabajadores nos asustamos, porque era la primera vez que recibíamos a un pequeño con estas capacidades y no sabíamos cómo teníamos que trabajarlas». Así relata su experiencia la maestra del colegio Mare Nostrum Belén López, responsable de audición y lenguaje del pequeño Juan Antonio, y una de las ganadoras del primer premio nacional e iberoamericano de la XXIX edición del concurso Investigación Educativa sobre Experiencias Escolares. Éste está convocado por la ONCE a través de la Dirección de Educación, Empleo y Promoción Cultural, y que está dotado con 2.000 euros.

Lo que todo comenzó siendo un mar de dificultades en el colegio, se transformó con el paso del tiempo, y el trabajo constante de los maestros y los profesionales de equipo de apoyo de la ONCE de Cartagena en una gran ejemplo de superación.

La tutora de infantil del chico, Bernarda Solá, y Belén López, se presentaron al concurso con la idea de contar la experiencia que habían tenido en preescolar, para así ayudar a otros niños y centros que estuviesen en la misma situación. «En ningún momento teníamos la idea de ganar el premio. Solo queríamos mostrar cómo superamos todas las dificultades que nos sobrevinieron cuando llegó este niño», afirman.

La madre del pequeño, Flori Soler, fue antigua alumna de la escuela y recuerda que lo eligió para su hijo, porque el trato allí era bastante familiar. «Pensé que a un niño con tantos problemas le podían dedicar más tiempo y atención», cuenta. Y es que Juan Antonio, que tiene discapacidad visual parcial, nació con más problemas de salud. Pero gracias a su valor y empeño los combate con la misma fuerza con la que aprende y evoluciona. Ya es el primero de su clase que sabe leer. Lo hace en braille, ya que él accede a la información a través del tacto y del oído. «Sus compañeros escriben con tinta y él lo hace con la máquina Perkins», dice su profesora Bernarda.

Su madre destaca los valores que han inculcado las maestras de infantil al resto de alumnos de la clase. «Sus compañeros también han crecido como personas y han descubierto que todos tenemos habilidades diferentes para aprender. Esto es algo que el resto de madres me lo han agradecido», asegura. Además, añade, que «sus compañeros le ayudan en clase, pero no para hacer las cosas por él, sino para que él las pueda hacer por sí mismo».

Los responsables del centro cuentan que todo este camino recorrido no habría sido posible sin la ayuda de dos de los profesionales de la ONCE María del Carmen Martínez y Ángel Lucas. Ambos tienen discapacidad visual y han ido al centro durante tres días a la semana para ayudar y reforzar a las maestras en todo lo que hacían.

Aprender en la oscuridad

Su profesora de infantil describe así un día en el que Ángel le ayudó a superar un mal momento: «Estaba en clase y Juan Antonio quería abrir la puerta desde fuera y no podía. Yo se la iba abrir porque no paraba de llamarme, pero Ángel me indicó que no porque si no el niño no aprendería. Estuvo fuera esperando una hora y al final la consiguió abrir».

Su madre señala que esas son las cosas que a su hijo le han hecho evolucionar favorablemente. «Fue importante no tenerle pena, porque con esto no se va a ningún sitio. Él tiene que aprender en la medida de lo posible a hacer las cosas por sí mismo. Si se cae, pues se tiene que levantar, como el resto de niños», indica. Además, su hermana Irene también ha sido un gran apoyo para su progreso, y ella aprendió que su hermano no tiene una discapacidad sino una capacidad distinta de aprender.

Ahora, Juan Antonio tiene ocho años y cursa primero de primaria con los mismos compañeros con los que pasó la etapa de infantil y con los que seguirá afrontando los nuevos retos de la vida.

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