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El abogado e historiador cartagenero José Ortega Ortega.
Las resurrecciones mágicas

Las resurrecciones mágicas

José Ortega Ortega es autor de tres novelas, productor de tres películas y director de documentales, además abogado de profesión

JOSÉ SÁNCHEZ CONESA

Miércoles, 8 de julio 2015, 01:02

Conocí a José Ortega Ortega durante las sesiones del I Congreso Etnográfico del Campo de Cartagena pues fue uno de sus ponentes, fascinando al auditorio congregado allí por su brillante oratoria y sus grandes conocimientos en historia y antropología. Sabio, cercano y afectuoso. Hablamos de un cartagenero que ahora vive por tierras valencianas, licenciado en Historia Antigua y Arqueología, autor de tres novelas, productor de tres películas y director de documentales, además abogado de profesión que lleva a gala la defensa de los derechos civiles de los más débiles frente a los poderosos. Denunció la Ley de Costas española, consiguiendo del Parlamento Europeo una declaración contra la misma.

Desde siempre se sintió fascinado por la mitología antigua y las enseñanzas que de ella se derivan para el hombre actual, concretamente la epopeya de Gilgamesh, un mito sumerio que se considera la primera obra literaria escrita por el hombre. Gilgamesh, rey de la ciudad de Uruk, que dará nombre a Irak, aunque no existe evidencia clara de su existencia histórica. De haber existido vivió en el siglo XXVII antes de Cristo.

Este monarca, conmovido por la muerte de un amigo inicia un largo viaje en busca de la inmortalidad que descubre que reside en una planta, la consigue, pero una serpiente se la roba y finalmente muere. Un tema eterno, el deseo humano de la inmortalidad que aborda el cristianismo pero que anteriormente lo hicieron otras religiones del Mediterráneo, cuna de dioses. En los rasgos de Jesucristo hallamos los del egipcio Osiris, según el propio Ortega estos procederían de un cuento narrado en los albores del Neolítico.

Canibalismo y resurrección

La Universidad de Murcia editó su libro 'La resurrección mágica y otros temas de los cuentos populares del Campo de Cartagena' (1992), una colección de cuentos de tradición oral que consiguió rescatar del olvido mediante unas encuestas conteniendo cincuenta preguntas, entregadas a los directores de colegios de nuestra comarca para que los profesores distribuyeran entre los alumnos, quienes debían entrevistar a sus padres y abuelos. Un hermoso trabajo llevado a cabo entre el otoño de 1980 y el invierno de 1981. Ya constataba en aquellos años que muchos relatos se presentaban incompletos, fragmentos o resúmenes de una narración antaño más completa y rica.

Dentro de la tipología del cuento maravilloso, minoritario en el repertorio del cuento tradicional de la zona, donde preferimos argumentos más realistas y cotidianos, encontramos cuentos que tienen en común el festín caníbal, la desmembración y la resurrección mágica. Uno de ellos es el de Periquitico y Periquitica, dos hermanos que sufrían a su mala madrastra, quien un día ordenó a la niña que fuera al bosque, mientras tanto cogió a Periquitico y lo metió en el puchero para guisarlo. El padre preguntó por el chaval pero la pérfida señora contestó que no lo había visto en todo el día, aunque su hermana descubrió que estaba en la olla. Todos comieron menos Periquitica, que salió a la calle al tiempo que pasaba una anciana, quien apreció la tristeza de la niña. Ella le confió su terrible secreto a la vieja, aconsejándole que cogiese todos los huesesicos del hermano, los subiera al tejado conformando el cuerpo con la garantía que al día siguiente el Señor le ayudaría a volver a vivir. Así ocurrió, Periquitico resucitó con un montón de caramelos. Tanto el padre como la madrastra le pidieron pero él solo los compartió con su hermana debido al mal comportamiento de los adultos.

Existen relatos similares en otros puntos de la geografía hispánica y del planeta, como en Rusia. Llama la atención que no aparezca expresada claramente la razón del acto caníbal, aunque Pepe Ortega advierte que en otros cuentos similares aparecen motivos aparentemente triviales como haber vendido una berza que el padre reservaba para la cena familiar de Nochebuena. El caso es que desobedece la orden o el tabú, por ello el padre matará al hijo y cocinará la asadura, así lo cuentan en Palencia.

Los Siete Cabritillos

Otra variante de resurrección mágica es el cuento de los Siete Cabritillos, que a semejanza de Caperucita, los protagonistas son devorados por el lobo, extraídos del estómago del depredador con ayuda de leñadores y sustituidos por una piedra. Unos leñadores buscaron al lobo que estaba durmiendo tras la comilona, lo rajaron, sacaron vivos a los cabritillos, le metieron piedras y lo cosieron. Cuando despertó sufría una gran sed, trató de beber agua en un río (o en un pozo) pero el sobrepeso ocasionado por las piedras hizo que cayera al agua y se ahogara. Guarda relación con mitos de culturas antiguas como hititas o griegas, recordemos como el dios Cronos, a quien se le profetizó que uno de sus hijos lo derrocaría, decidió comerse a toda su prole habida con su esposa-hermana Rea, pero cuando nació Zeus la madre entregó una piedra envuelta en pañales para que se la tragase creyendo que era su retoño. Zeus vivirá, disponiendo más tarde que le diesen a su padre un bebedizo para que expulsara la piedra y con ella salieron vivos todos los hijos, como ocurrió con los cabritillos: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón.

Todas estas narraciones, como si fuesen excavaciones arqueológicas, en opinión de Ortega, conducen a prácticas mágicas prehistóricas y al mundo de los chamanes, quienes realizaban ejercicios de concentración despojándose de la carne y de la sangre, de tal modo que queden solamente sus huesos para alcanzar un alto grado de perfección espiritual que les llevaba a resistir mejor el frío, el viento, el paso de los días.

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