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José Alberto González
Domingo, 1 de junio 2014, 01:44
«Somos cinco solo. Que somos muy valientes y todo lo que tú quieras, pero solo somos cinco. Y necesitamos sentir que estáis detrás. Porque si no, el día que tengamos que salir allí, con setecientas personas delante, con setecientos enemigos, y tengamos que decirles barbaridades, tenemos que saber que estáis detrás». Aunque enseguida le asoma al rostro una sonrisa, que pone una alfombra roja a su interlocutor y le sirve de escudo si algo no le cuadra, al afrontar retos difíciles Lola Sánchez no duda en pedir ayuda.
Y eso hizo el jueves en su ciudad natal, en su primera asamblea como eurodiputada electa por Podemos, esta cartagenera de 36 años que tiene por delante el gran desafío de representar a España en Europa. Lo hará con el partido político que lidera el televisivo profesor universitario Pablo Iglesias, y dentro del grupo comunitario de la izquierda.
Con igual espíritu combatiente que cuando viste de guerrera imperial en Carthagineses y Romanos, con el grupo Legio Vernácula, Sánchez lanza dardos contra el pago de la deuda bancaria, la privatización de la sanidad y la educación o los recortes en ciencia. A la vez, suave como la tela del traje festero, sosiega el discurso con un tono tranquilo, con ademanes contenidos... y su amplia sonrisa.
Para hacerse entender en un perfecto inglés ante los delegados de veintiocho países que representan a 500 millones de habitantes, no necesitará esforzarse mucho. Quizás por eso pronuncia sin esfuerzo la ese final, lo que a bote pronto hace dudar de su procedencia geográfica.
Lo que tampoco le falta a esta mujer de media melena y camisetas moradas, amiga de conversar en terrazas (caña y cigarrillo) y con un sinfín de amigos que le alojan por todo el país, que recoge gatos y perros abandonados, que no tiene pareja y que busca «piso en Bruselas», son formación y experiencia internacional.
Lo primero, porque María Dolores Sánchez Caldentey (padre arquitecto y madre ama de casa), cuya hermana Teresa le ha trabajado las redes sociales, es licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad de Granada (cuentan que entró en el PSOE ayudada por del exalcalde de Cartagena José Antonio Alonso y que solo duró tres meses por lo «poco democrático»); se preparó para enseñar español a extranjeros en la Uned, el Instituto Cervantes y la Universidad de la Rioja; y hasta regentó como autónoma un comercio que cerró por el IVA...
Y lo segundo porque, con 29 años, no dudó en subirse a un avión (ahora coge el tren Altaria y se mete cinco horas para ir a la capital de España) y buscarse la vida en Islandia, en una granja de ovejas, fregando platos y dando clases de español. Más tarde estuvo en Escocia, como camarera en un hotel; y en Estados Unidos (en Houston), en un restaurante mexicano. Y así hasta ayer mismo, cuando sirvió su última boda como camarera en un restaurante de La Manga donde trabaja para «ir tirando». Pronto cobrará unos 6.000 euros al mes, aunque dará el 66% a su formación. Porque ya piensa en la siguiente gran batalla: «ganar las elecciones municipales y autonómicas, y las generales, de 2015, para gobernar y cambiar las cosas». Lo dice convencida... y con una sonrisa.
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