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Agentes de la Policía Científica, después de realizar una inspección ocular en el domicilio del funcionario de Hacienda en busca de pruebas.
Asaltan el domicilio de un subinspector fiscal que investiga casos de corrupción

Asaltan el domicilio de un subinspector fiscal que investiga casos de corrupción

Al igual que ocurrió en los allanamientos de la vivienda del Fiscal Anticorrupción, no se llevaron objetos de valor y centraron su interés en el ordenador

Ricardo Fernández

Miércoles, 15 de febrero 2017, 01:50

Primero fue la Fiscalía Anticorrupción y ahora le ha tocado el turno a la Agencia Tributaria. Dos de las instituciones murcianas que más se han implicado en los últimos años en la lucha contra la corrupción.

Después de los dos extraños asaltos sufridos en su domicilio por el fiscal Juan Pablo Lozano en el plazo de apenas seis meses, ayer unos desconocidos penetraron en la vivienda de un subinspector de Hacienda, conocido en ámbitos judiciales por haber impulsado en los últimos años la investigación de algunas de las causas más relevantes sobre supuestas desviaciones de poder en las instituciones públicas. Entre ellas, según fuentes consultadas por 'La Verdad', se encontrarían el 'caso Umbra', en el que se investiga una presunta trama corrupta de grandes dimensiones en torno al urbanismo de la ciudad de Murcia, y una incipiente investigación que la Fiscalía Superior está desarrollando en torno al exconcejal de Fomento de Murcia y presidente del Comité Electoral del PP, Antonio Sánchez Carrillo, por su presunta vinculación con empresas adjudicatarias de contratos públicos.

El asalto a cualquiera de estas viviendas no pasaría de ser una cuestión estrictamente personal, y que solo cabría calificar como fruto de la casualidad o la mala fortuna, de no ser por las extrañas circunstancias en que se han desarrollado todos estos allanamientos.

Fuentes próximas al caso aseguran que, al igual que ocurrió en las dos entradas ilegales que unos desconocidos perpetraron en la vivienda del fiscal Lozano, del asalto de ayer llama poderosamente la atención el hecho de que los autores no se llevaran objeto alguno de valor. El funcionario de la Agencia Tributaria y su familia no guardaban en casa joyas de gran valor ni importantes cantidades de dinero en efectivo, pero tampoco los delincuentes prestaron interés alguno por pequeños electrodomésticos y otros objetos que podrían resultar apetecibles para su venta en el mercado negro.

Después de un minucioso registro, los responsables del allanamiento centraron en apariencia su atención en el ordenador personal del empleado público, que podrían haber estado manipulando con la intención de acceder a su contenido. Anoche no había trascendido si se hallaron elementos que indicaran que habían logrado su propósito. «Andaban buscando información», resumió ayer tarde una fuente próxima al funcionario afectado por esa invasión en su ámbito privado.

'La Verdad' pudo constatar que a última hora de la tarde, agentes del Cuerpo Nacional de Policía efectuaban una minuciosa inspección ocular en el domicilio, en busca de cualquier huella o elemento probatorio que permita conducir a la identificación de los asaltantes. Sin embargo, algunas fuentes consultadas se mostraban pesimistas en función de los precedentes conocidos respecto del domicilio del Fiscal Anticorrupción, en el que la profesionalidad con la que actuaron los delincuentes y las precauciones que adoptaron (todo apunta a que llevaban guantes) evitaron en apariencia que pudiera hallarse algún vestigio de interés.

Este nuevo incidente ha despertado una gran inquietud en ámbitos de la lucha contra la corrupción en la Región, ante el convencimiento de que los tres asaltos están íntimamente relacionados y que en absoluto son atribuibles a la casualidad. «Creo que tenemos un problema serio», se limitaba anoche a manifestar un funcionario público con relevantes responsabilidades en este tipo de investigaciones, mientras otro especulaba con las motivaciones últimas de estos asaltos. «No sé si piensan que pueden encontrar información valiosa, lanzar algún tipo de mensaje o simplemente atemorizar a quienes están impulsando algunas investigaciones concretas».

En una línea similar se pronunció la semana pasada el Fiscal Anticorrupción, Juan Pablo Lozano, después de sufrir la segunda invasión ilícita en su domicilio en el plazo de seis meses. «Buscan algo que les han dicho que tengo y que en realidad no tengo; pero sea lo que fuere, no lo han encontrado», señaló el afectado en declaraciones a este periódico, realizadas con un punto de ironía y otro de hartazgo por la situación que estaba viviendo.

El primer allanamiento de su domicilio sí se saldó con la sustracción de su ordenador, en el que guardaba toda la información sobre las diligencias que tiene encomendadas, y unas tarjetas telefónicas. El hurto del equipo informático no supuso pérdida alguna para el funcionario del Ministerio Fiscal, a excepción de su escaso valor material, ya que hace copia de todos los documentos que utiliza para sus investigaciones.

Entonces, el Fiscal Superior, Manuel López Bernal, advirtió de que «parece que están mandando el mensaje de que pueden acceder a tu casa y a tu intimidad y a la de tu familia», a lo que añadió que «es ilusorio suponer que intimidando a un compañero van a conseguir algo. No se puede intimidar a una Fiscalía entera».

Un portavoz de la Policía Nacional confirmó anoche que el asalto al domicilio se había producido, pero eludió pronunciarse acerca de si se trataba de un hecho cometido por delincuentes comunes o podía responder a otro tipo de motivaciones.

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