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Ricardo Fernández
Martes, 7 de febrero 2017, 01:50
De las mieles del éxito a prisión. Evedasto Lifante, quien durante una década figuró como uno de los empresarios murcianos más relevantes, se encuentra en imparable tránsito hacia la cárcel. El titular del Juzgado de lo Penal número 6 de Murcia, Antonio Alcázar, tal y como ha delantado este martes 'La Verdad', ordenó días atrás su ingreso inmediato en un centro penitenciario, con el fin de dar cumplimiento a la condena de cinco años de prisión que le impuso por un delito fiscal, y parece cuestión de tiempo que ejecute su mandato.
De hecho, si Lifante no se encuentra ya entre rejas es solo debido a que está en paradero desconocido. Dejó la localidad de Barinas (Abanilla) hace diez días, cuando en apariencia conoció que su encarcelamiento era inminente, y nadie ha vuelto a verlo por el lugar. Fuentes del municipio han confirmado a 'La Verdad' que agentes del Cuerpo Nacional de Policía llevan días visitando la pedanía abanillera, a cuyos vecinos preguntan por el conocido empresario del sector de los áridos. Hasta ayer, no habían tenido éxito en sus gestiones y Lifante continuaba sin ser localizado y detenido.
En estas circunstancias, el magistrado Alcázar ha dictado orden de busca y captura, al objeto de que cualquier funcionario de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que pueda cruzarse con este industrial proceda a arrestarlo sin contemplaciones. La Policía Nacional de la Región viene desplegando en las últimas horas un intenso esfuerzo para tratar de averiguar su paradero y poder conducirlo al centro penitenciario de Campos del Río.
La orden de ingreso en prisión se dictó hace dos semanas, después de que el juez de lo Penal rechazara el recurso presentado por el letrado Fidel Pérez Abad, que había pedido la suspensión de la condena hasta que el Gobierno de la Nación se pronunciara sobre el indulto del empresario. El magistrado rechazó la solicitud y confirmó que Lifante debía ser encarcelado de inmediato, pero cuando la Policía se presentó en su casa con la orden para conducirlo a la cárcel ya había desaparecido.
Dos delitos fiscales
La sentencia por la que fue condenado dejó sentado que Evedasto Lifante y su empresa Yacimientos del Mediterráneo SL eludieron en los años 2005 y 2006 el pago a Hacienda de casi 1,9 millones de euros. En concreto, 700.007 euros en el primer ejercicio y 1.186.068 en el segundo, en ambos casos por no haber realizado las autoliquidaciones por el Impuesto de Sociedades.
Estos fraudes fiscales tienen su origen en las operaciones de compraventa que Lifante efectuó en torno a una zona de monte situada en el partido de La Zarza, en el término de Abanilla, con una superficie de 259 hectáreas. La finca fue adquirida en 2002 por Yacimientos del Mediterráneo SL, que la compró a la mercantil Superficie SL por un precio declarado de 12.020 euros, aunque la sociedad de Lifante se hizo cargo además del coste de cancelar varias cargas que pesaban sobre esos terrenos, de tal forma que el desembolso final fue de 328.569 euros.
Más tarde, en enero de 2005, Lifante vendió la quinta parte de esa finca a la mercantil Palatino 2002, que le entregó un pagaré de seis millones de euros. El cobro del mismo se efectuó en dos partes por parte de Yacimientos del Mediterráneo SL, que percibió 2,3 millones en 2005 y los 3,7 millones restantes en 2006.
El juez señaló que esa operación de compraventa generó a la empresa de Lifante unos «resultados extraordinarios o rentas» que tenía la obligación de integrar en la contabilidad y de computarse para conformar la base imponible del Impuesto de Sociedades.
En base a esas cantidades, la sentencia del juez Alcaraz -más tarde confirmada por la Audiencia Provincial- cifró las cuantías defraudas en ambos años en casi 1,9 millones, lo que llevó a imponer a Evedasto Lifante una pena de dos años y seis meses por el primer delito fiscal y otra de dos años y nueve meses por el segundo delito, además de una multa de tres millones de euros y una indemnización de 1.886.076 euros.
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