Un 'whatsapp' frena el liderazgo de un político con aspiraciones

Mario Gómez Figal vio truncada ayer por culpa de un 'whatsapp' la carrera política que inició hace años en UPyD de Los Alcázares y ahora impulsaba desde su puesto de concejal de C's en Murcia, partido y ciudad a los que llegó tras el gran trasvase de militantes desde la formación que fundó, lideró y liquidó Rosa Díez. Tras el escándalo de las facturas, la presidencia de su partido lo desposeyó ayer del cargo orgánico que tenía desde hace menos de dos meses y con el que pretendía liderarlo en el territorio regional, en clara pugna con el portavoz parlamentario, Miguel Sánchez.

El contenido del mensaje telefónico, desvelado ayer por Onda Cero, evidencia que Gómez estaba al tanto de las operaciones irregulares para pagar gastos electorales con dinero público de la Asamblea.

-«Hola. Me han dicho desde Finanzas_Cs que el Grupo Parlamentario no puede pagar facturas con fecha anterior a 18 de junio de 2015 (fecha de su formación)», le informó su interlocutor vía mensaje.

-«Pues que las anulen y las vuelvan a emitir», ordenó él.

Respuesta ejemplar

Desde Barcelona, los dirigentes de Ciudadanos decidieron que la respuesta al escándalo debía ser ejemplar para evitar una pérdida de simpatías y de votos en una región considerada como uno de sus mayores caladeros.

Gómez y su amigo Luis Fernández se enfrentarán ahora a un expediente disciplinario que marcará el futuro de ambos en sus puestos institucionales. Fuentes del partido indicaron que existen posibilidades de que, si finalmente se considera que la actuación de ambos fue incorrecta, acaben pidiéndoles sus respectivas actas como concejal en Murcia y diputado regional. La previsión es que ambas resoluciones estén en un plazo de tres semanas «porque en este partido no nos gusta marear la perdiz», dijeron fuentes de la formación naranja.

No hay que descartar que el futuro de Gómez en Ciudadanos esté ya decidido y él lo sepa, sin necesidad de tener que hacer muchas alegaciones y esperar a la resolución del expediente disciplinario. Cuando ayer envió a Barcelona desde la Asamblea Regional el informe de lo sucedido con las facturas, abandonó el despacho de Luis Fernández con el rostro serio y la mirada algo perdida. Insistió en la teoría del error, no supo o no quiso dar explicaciones sobre los motivos por los que Barcelona rechazó las primeras facturas y sobre el mensaje de 'whatsapp' dijo más desconcertado que esquivo: «No sé, en esa época estaba con la 'quimio'». Recientemente superó un cáncer. También descartó dimitir: «No me lo planteo», contestó, mientras una empleada del partido le cogía del brazo, pidiéndole zanjar la conversación. Quizás porque él no pensaba marcharse, pero en Barcelona ya le habían indicado la puerta de salida.