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Javier Pérez Parra
Domingo, 28 de febrero 2016, 01:28
Si tiene pensado hacer dieta, no basta con elegir una alimentación sana y equilibrada. El horario también es importante. Un estudio de la catedrática de Fisiología de la UMU Marta Garaulet en colaboración con la Harvard Medical School reveló en 2013 que comer después de las tres dificulta el adelgazamiento. Ahora, esta tesis se ha visto respaldada por una nueva investigación dirigida por María Izquierdo, de la Universidad de Barcelona, y la propia Garaulet.
Las conclusiones acaban de publicarse en la revista especializada 'Clinical Nutrition'. Si el estudio de 2013 se centraba en 420 pacientes de la Región de Murcia que se sometieron a una dieta mediterránea para perder peso, en esta ocasión se ha investigado a 270 personas intervenidas de cirugía bariátrica -comúnmente conocida como reducción de estómago- en el Clínic de Barcelona. Con la colaboración de la Unidad de Endocrinología y Nutrición de este hospital, las investigadoras analizaron la evolución de aquellos pacientes en los que la intervención quirúrgica había fracasado, al no conseguir reducir peso de forma significativa en el primer año tras la operación. Se encontraron con un dato sorprendente: en el 70% de los casos, estos pacientes tenían el hábito de almorzar después de las tres de la tarde. «No comían peor que el resto, ni hacían más o menos actividad física. Tampoco había variaciones por el sexo o la edad. El único factor diferenciador era la hora del almuerzo», explica María Izquierdo, quien esta semana ha estado en la Universidad de Murcia.
«Mientras que el 70% de quienes no consiguieron reducir peso tras la operación comían tarde, entre quienes sí tuvieron éxito solo el 30% almorzaba pasadas las tres», añade Marta Garaulet. El resultado del estudio puede resultar muy útil a los endocrinos a la hora de establecer las pautas para los pacientes que salen del quirófano tras la cirugía bariátrica, subrayan las investigadoras. Porque el hecho de que este tipo de intervención fracase al primer año en entre un 10% y un 15% de los casos es la principal preocupación de los endocrinos, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una cirugía muy compleja que puede presentar complicaciones.
Pero, ¿por qué comer tarde puede dificultar hasta tal punto el adelgazamiento? «Puede que esté relacionado con un menor gasto energético basal, con que la insulina no se metaboliza igual, y con alteraciones en el cortisol que se han observado en pacientes con obesidad abdominal», explica la catedrática de Fisiología de la UMU Marta Garaulet. Se abre así un campo nuevo de investigación en la cronobiología y la nutrición. ¿Hasta qué punto hay relación entre las alteraciones en el ritmo circadiano o biológico y los problemas de sobrepeso y obesidad?
Garaulet ya ha avanzado en esta línea, con un tercer estudio de intervención con 32 mujeres jóvenes sin problemas de sobrepeso. A las participantes se les hizo comer durante una semana a la una y media de la tarde, y a la semana siguiente a las cuatro y media. La investigadora se encontró con que con solo una semana comiendo tarde se observaban ya algunas «alteraciones propias de una persona obesa», como la intolerancia a carbohidratos, alteraciones en los ritmos del cortisol (que es un marcador de estrés) y «cronodisrupción» o fallos en el ritmo biológico. Se trata todavía de conclusiones incipientes sobre las que es necesario seguir investigando. Pero al menos parece claro que si quiere evitar los kilos de más, mejor coma (sano) antes de las tres.
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