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Con los niños al futbolín, en Santo Domingo. :: V. vicÉns / AGM
«¡No bajarse los pantalones!»

«¡No bajarse los pantalones!»

Rajoy recibió numerosas muestras de apoyo y ánimo en su recorrido por la Trapería y la Catedral, que fue como un examen salpicado por varias amonestaciones

M. B. B.

Domingo, 14 de febrero 2016, 01:02

Fueron más los piropos y elogios que las críticas. Mariano Rajoy hizo una inmersión en el centro de Murcia, entre miles de personas que abarrotaban a mediodía la plaza de Santo Domingo, la Trapería y la Catedral. Un termómetro apropiado para comprobar cómo respiran los ciudadanos en este momento de 'impasse' político. Muchos se sintieron sorprendidos ante la presencia de Rajoy y su séquito. El presidente en funciones se arriesgó con el propósito de darse un baño de masas, y el recorrido le salió bastante bien para como está el patio.

El apoyo que recibió momentos antes en la Junta Directiva Regional lo disfrutó después en plena calle, estrechando manos y haciéndose selfis. El paseo arrancó en Santo Domingo con los miembros de la Asociación de Familiares de Niños con Cáncer. Acompañado por Ramón Luis Valcárcel, Pedro Antonio Sánchez y el alcalde José Ballesta, el presidente en funciones del Gobierno posó con representantes de esta asociación y recibió una pulsera con la que recaudan fondos para construir un parque infantil en el hospital de La Arrixaca.

«Sinvergüenzas, ladrones»

A partir de ahí, la delegación popular, escoltada por guardaespaldas y un nutrido equipo de seguridad, encaró la Trapería con una procesión interminable de saludos, fotos y muestras de asombro de los comerciantes, ciudadanos y de muchas familias paseando con sus hijos.

En tres ocasiones -todas en el entorno de la Catedral- Mariano Rajoy recibió críticas y reproches a voz en grito. Dos chicas jóvenes llamaron a los populares «¡sinvergüenzas, ladrones!» Posteriormente, varias señoras manifestaron «¡basta ya, basta ya de corrupción!». Casi al mismo tiempo, un hombre gritó «¡fuera!» al paso de Rajoy.

Fueron más numerosos los aplausos y palabras de apoyo, apretones de mano y las muestras de ánimo de quienes se agolpaban alrededor. Algunos con consejos incluidos, como los de una mujer que le propuso que no se dejara achicar por Pedro Sánchez, el líder del PSOE. Otra le espetó: «¡No bajarse los pantalones!»

Así durante una hora. El revuelo hizo que los comerciantes asomaran las cabezas de sus negocios y que los clientes de los bares y cafeterías disfrutaran del paso de la comitiva política mientras se tomaban el aperitivo. Especial satisfacción mostraron los turistas, que mataron dos pájaros de un tiro: visitar Murcia y toparse con Mariano Rajoy. La misma persona que la tarde antes posaba en Madrid con un gesto frío junto a Pedro Sánchez se recreaba en esos momentos por el centro de Murcia; relajado y deseando que su contrincante fracase en su intento de gobernar España de la mano de Podemos y los nacionalistas.

Los hermanos Valcárcel

Con el bochorno del mediodía -los termómetros pasaron de los 24 grados- Rajoy terminó su recorrido en la sala de exposiciones de El Martillo, junto al Ayuntamiento, donde visitó la colección de pasos procesionales de la Archicofradía de la Sangre de la Semana Santa murciana. En la puerta fue recibido por el presidente de los 'coloraos', Carlos Valcárcel, hermano del expresidente de la Comunidad.

El punto final lo puso una comida en el restaurante Hispano, donde probablemente se habló de todo, incluido el agua y las inversiones en infraestructuras. Rajoy no llegó en AVE a Murcia. Lo hizo en alta velocidad, pero hasta la capital vecina. Quizás también chalaron del Sánchez del PSOE y del Sánchez del PP, a los cuales no había que confundir, dijeron.

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