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El profesor Miguel Giménez García-Conde, ayer.
«Los mensajes emocionales ayudan a llevar una alimentación sana»

«Los mensajes emocionales ayudan a llevar una alimentación sana»

profesor de la Universidad de Murcia

m. r. martínez

Miércoles, 27 de enero 2016, 01:44

La investigación con la que Miguel Giménez García-Conde acaba de doctorarse en la Universidad de Murcia trata de echar una mano en una cuestión que lleva de cabeza a la mayoría de los padres: conseguir que los niños coman verduras y frutas casi sin rechistar. Profesor asociado del departamento de Comercialización e Investigación de Mercados, Miguel Giménez concluye que «los mensajes emocionales» resultan más eficaces en esta tarea. Su tesis titulada 'Actitudes parentales y sobrepeso infantil. El papel de la comunicación' ha sido codirigida por Salvador Ruiz de Maya y Longinos Marín.

¿Cómo le surgió la idea de plantear esta investigación?

De nuestro interés por el 'marketing' social, que busca el bien de la sociedad. En principio queríamos mejorar las campañas contra el tabaquismo, pero finalmente decidimos luchar contra el sobrepeso infantil y nos centramos en incrementar el consumo de frutas y verduras de los hijos haciendo campaña con los padres.

¿Qué técnicas de investigación ha seguido?

En el primer estudio queríamos conocer los antecedentes del sobrepeso infantil en casa. Nos pusimos en contacto con los directores de más de 40 colegios de la Región y entregamos más de 10.000 cuestionarios. Llegamos a la conclusión de que casi el 30% de los niños murcianos tienen sobrepeso. Y es debido a que duermen poco, ven mucho la televisión y comen muchos productos azucarados y pocas frutas y verduras.

¿Hasta qué punto son los padres responsables del sobrepeso infantil?

Las normas familiares, como la hora de irse a la cama o la costumbre de cenar en familia, son fundamentales para limitar el sobrepeso infantil. Por ejemplo, si no hay bebidas azucaradas en casa, el niño sencillamente no las toma. Si sacamos habitualmente a la mesa sobre todo verduras atractivas y fruta pelada, el niño tiene más posibilidades de tomarlas. Esto debe hacerse siempre sin forzar, para no crear fobias.

¿Debe haber límites a la hora negociar la comida con los pequeños?

En las relaciones padres-hijos lo fundamental es el modelaje. El niño hace lo que ve. Si en casa hay muchas frutas y verduras, se ponen en la mesa bien preparadas, de forma variada y sin otras alternativas, y los padres las comen con naturalidad, lo normal es que el niño acabe comiéndolas sin necesidad de que nadie se lo diga.

¿Hemos superado ya esa imagen desfasada de que un niño gordito es un niño sano?

Se está superando. Pero muchos padres y madres insisten en que el niño siga comiendo cuando no tiene hambre. Esto es contraproducente, pues estamos forzando las pistas internas sobre la saciedad.

¿Ha dado con el mensaje adecuada para que los niños coman la verdura sin protestar?

La clave está en no forzar y sacar cosas atractivas y sanas reiteradamente a la mesa y no ofrecer alternativas insanas. Los padres deben decidir qué hay en casa. Los hijos deben decidir la cantidad que comen. Muchos padres me dicen 'es que a mi hijo no le gustan las verduras', y yo respondo que eso es lo normal y su trabajo es hacer que les gusten sin forzarlos.

¿Cuáles serían los mensajes con más impacto?

Queríamos saber qué anuncio era más eficiente, convenciendo a los padres de la importancia de las frutas y verduras. Encontramos que es mejor que el anuncio sea presentado por un experto que por una persona atractiva, y que el mensaje es más eficiente cuando es emocional y positivo que cuando es racional y negativo.

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