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El presidente se hace un selfi con varias seguidoras. :: G. CARRIÖN / AGM
«Dejad paso, que llevo al nieto de Valcárcel»

«Dejad paso, que llevo al nieto de Valcárcel»

Varios centenares de militantes se quedaron fuera del Cagigal por falta de espacio

J. P. PARRA

Sábado, 12 de diciembre 2015, 00:32

«Hemos hecho el viaje en balde, aquí no cabe nadie más», se quejaba un grupo de militantes, llegados en autobús desde Cartagena, a las puertas del polideportivo José María Cagigal, que se quedó ayer muy pequeño para acoger el mitin de Mariano Rajoy en Murcia, finalmente suspendido por el atentado en Kabul. «¿Cómo han calculado tan mal?», se preguntaban con cierta irritación. Varios centenares de personas se quedaron, como ellos, sin sitio, pero no por ello abjuraron de su militancia popular.

Entre quienes aguardaban en el exterior, caras conocidas que carecían de pase 'VIP', como el exalcalde Murcia Miguel Ángel Cámara, que se quedó en un discreto segundo plano cuando el presidente del Gobierno bajó del coche y saludó a la primera fila de militantes situados en la acera. Escoltado por el presidente de la Comunidad, Pedro Antonio Sánchez, el expresidente Ramón Luis Valcárcel y el cabeza de lista al Congreso, Teodoro García, Mariano Rajoy dedicó más de veinte minutos a recorrer la calle, abarrotada de seguidores. Firmó autógrafos y se hizo un 'selfi' detrás de otro.

Quien pese al tapón consiguió hacerse hueco para entrar en el Cagigal fue el consejero de Obras Públicas, Francisco Bernabé. «Dejadme pasar, que llevo al nieto de Valcárcel», proclamaba mientras utilizaba, de ariete, el carricoche. Pasando frío se quedó la plana mayor del Servicio Murciano de Salud con su gerente, Francisco Agulló, al frente, y también el director general de Participación Ciudadana, Manuel Pleguezuelo, además de históricos como José Pablo Ruiz Abellán, exdefensor del Pueblo. Mientras, en el interior, la consejera de Familia, Violante Tomás, se peleaba con la organización para intentar ampliar el aforo. «Pero si hay sitio detrás del telón», se quejaba. No tuvo éxito, primaron las medidas de seguridad.

El Cagigal ya fue utilizado por Mariano Rajoy en la precampaña de las autonómicas, pero en aquella ocasión el espacio fue más que suficiente. Ayer, se respiraba un ambiente diferente. Sin entusiasmo desbordante, pero con un aire menos cenizo. Quizá porque el inevitable bajón en votos y la pérdida de diputados se da por asumida, y se confía de hecho en mejorar los resultados de mayo. «La campaña va muy bien, estamos subiendo», se animaban José Victorio Miñano y Rafael Guillamón, concejales de Ricote, en uno de los corrillos que se formaron a la espera de Rajoy.

Para amenizar el tiempo muerto sonó la sintonía del PP en una versión entre el jazz y el 'chill out', y aunque los mítines se han digitalizado, como todo en la campaña, hay quien no se resiste a colgar la pancarta de toda la vida. Qué sería de un mitin sin el 'Alhama con Rajoy'. Y entre la concurrencia, una sorpresa: el exsenador Pedro Manuel Hernández, a quien todo el mundo creía en Ciudadanos tras su aparición en un acto de Albert Rivera en el hotel Nelva el pasado mes de noviembre.

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