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Miércoles, 28 de octubre 2015, 01:43
La decisión del magistrado Augusto Morales de devolver al juzgado de Molina de Segura las diligencias por el asesinato de los dos holandeses va a suponer, sin más remedio, un nuevo retraso para una investigación que ya se prolonga dos años y medio y que amenaza con difundir una mala imagen internacional de la Justicia española. El hecho de que las víctimas fueran dos ciudadanos neerlandeses, y que la mujer asesinada, Ingrid Visser, fuera en su día una auténtica estrella del deporte holandés, causó gran conmoción en ese país y provocó además la intervención de sus instituciones diplomáticas, que se han venido interesando por la marcha del asunto. Ello llevó a la Administración de Justicia en la Región, y particularmente a sus responsables, a estar especialmente atentos a que no se produjeran retrasos injustificados en las actuaciones, pues este asunto debía convertirse en un ejemplo de celeridad y buen hacer. Lejos de ello, los problemas se han ido sucediendo a lo largo de la instrucción y la imagen que se está transmitiendo resulta bastante deficiente.
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