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LA VERDAD
Lunes, 4 de agosto 2014, 11:04
La construcción de la autopista Cartagena-Vera partió sus vidas por la mitad. Más de medio millar de propietarios de terrenos de Cartagena, Fuente Álamo, Mazarrón, Lorca y Águilas se vieron afectados por esta nueva vía. La expropiación que sufrieron para que el desarrollo de esa gran infraestructura viera la luz les colocó en un callejón en el que no se atisba la salida. Años después de que las máquinas entraran en sus casas y huertas, siguen esperando justicia.
El caso de los expropiados por esta autopista es uno de los más sangrantes porque el tiempo que llevan sin cobrar es ya muy dilatado. Centenares de afectados no han visto todavía llegar a sus manos la compensación económica que la empresa que explota la autopista, Aucosta, les debía haber abonado por el hecho de que sus fincas sean ahora grandes huertos de asfalto. En 2004 les «echaron» de sus terrenos y años después salió la sentencia en la que se establecían las cantidades que debían recibir, pero Aucosta recurrió. Y entre pitos y flautas, llevan cerca de una década sin ver un euro. Aucosta, sin embargo, lleva años recibiendo ayudas millonarias para tratar de escapar de una quiebra que es ya una realidad.
José Antonio Pérez Triviño y Críspulo Arroyo son dos de las víctimas de este proceso que, desde el punto de vista legal, se encuentra varado en la jurisdicción contenciosa. «Dan ganas de plantarse en la autopista un día de Operación Salida y no dejar pasar ni un solo coche, a ver si entonces nos hacen caso», clamaban en declaraciones a 'La Verdad'. «Nosotros somos los verdaderos indignados, por lo mal que nos ha tratado el sistema», añadían.
El eje Cartagena-Vera que gestiona Aucosta -formada con Globalvía (FCC y Bankia), Ploder, Cajamar, Unicaja y SabadellCAM- entró en concurso de acreedores en 2012 con una deuda que ronda los 550 millones de euros. Otras cinco autopistas se encuentran en la misma situación como consecuencia del hundimiento del tráfico de pago y los sobrecostes de las obras y expropiaciones.
En este caso existe un hecho que acentúa la caída del negocio: el 'pinchazo' de las urbanizaciones proyectadas en el litoral, principalmente de Marina de Cope. Además, las autovías gratuitas del Estado y de la Comunidad Autónoma que hacen el mismo recorrido, aunque con más kilómetros, le han quitado gran parte de la clientela.
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