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Ricardo Fernández
Sábado, 31 de mayo 2014, 00:32
No soplan buenos vientos para el arruí, ni van a hacerlo a lo largo de los próximos dos años, aunque el protocolo de actuaciones que la Dirección General de Medio Ambiente ha diseñado para esta especie ('Ammotragus lervia') debe garantizarle un futuro en términos socioeconómicos y ambientales.
La excesiva proliferación que ha experimentado este animal en los últimos años, hasta el extremo de que se estima en más de un millar los ejemplares existentes en el entorno de Sierra Espuña, venía provocando algunos problemas de afección a la flora protegida y daños en cultivos agrícolas de la zona. Esta situación se había agravado este año de forma puntual debido a la grave sequía que sufre la Región, pues la escasez de alimento en las zonas altas ha empujado a muchos de estos animales a buscar su sustento en las áreas cultivadas.
Conscientes de esta situación y de las dificultades que entraña conjugar todos los intereses existentes en torno a esta especie -socioeconómicos, ecológicos, cinegéticos...-, la Dirección General de Medio Ambiente ha elaborado un plan de actuación que ayer fue presentado a los diferentes agentes sociales implicados en el asunto: agricultores, Federación de Municipios, Mancomunidad Turística de Sierra Espuña, Universidad de Murcia, organizaciones ecologistas como ANSE y Ecologistas en Acción, sociedades de cazadores y Federación de Caza de la Región de Murcia, propietarios de terrenos forestales, empresarios de la hostelería...
El protocolo de actuación contempla medidas urgentes a corto plazo, que de hecho ya han comenzado a adoptarse, que se extenderán a lo largo de los próximos cuatro meses, y que supondrán una drástica reducción de las densidades de arruí en el parque regional de Sierra Espuña. Tanto es así que se contempla la eliminación de cientos de animales, hasta dejar apenas unos 300 ejemplares. Seguidamente se intentará que esa población quede concentrada en el interior del parque, evitando en lo posible su dispersión por otras zonas.
A medio plazo (próximos doce meses) se contempla seguir reduciendo la población en el resto de sus áreas de distribución, a la vez que se elabora un plan de gestión que defina una zona de confinamiento de la especie. También se recogen medidas para prevenir los daños en los cultivos, como reparación de vallados en las zonas más problemáticas.
A largo plazo (24 meses) se plantea la definición de un nuevo modelo de gestión del arruí en Sierra Espuña, con una regulación intensa de la caza en los cotos del área de confinamiento, y su completa eliminación en el resto de la Región.
La presentación del plan se desarrolló ayer en un ambiente de relativa cordialidad y moderación, según coincidieron en señalar distintas fuentes participantes en la reunión, pese a las pasiones que tradicionalmente ha venido despertando este asunto. La única nota discordante fue la ausencia de representantes de algunas de las principales organizaciones agrarias, que rechazaron la invitación para participar en el encuentro.
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