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F. CARRERES
Viernes, 23 de mayo 2014, 00:41
Perdieron su hogar y la tranquilidad familiar con el terremoto de Lorca, pero para el Ministerio de Educación, lo mismo hubiera dado que les tocara la lotería. Mario Palacios y Alejandro Torres, los dos alumnos de Ingeniería de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y buenos estudiantes, se han quedado este año sin beca de estudios por «exceso de patrimonio». Un exceso de patrimonio que en realidad no es tal, y tiene su dramático origen en la catástrofe del terremoto de Lorca de 2011, que arrasó con sus casas, declaradas en ruina total. Las familias de los dos estudiantes, ambos con un expediente brillante y becados desde el primer curso de sus carreras, recibieron en 2012 las indemnizaciones -del consorcio en el caso de Mario y del seguro en el de Alejandro-, unos 80.000 euros. Ese capital, parado en las cuentas hasta que empezaron las obras, es considerado en cualquier caso como un «exceso de patrimonio», y a pesar de las gestiones y explicaciones alegadas por la UPCT ante el Ministerio, éste ha rechazado la petición porque técnicamente no cumplen los requisitos de renta.
«Suena increíble, pero no tenemos casa; mis padres, en paro hasta hace dos meses, han estado viviendo de la ayuda familiar, cumplo todos los requisitos académicos para que me concedan la beca, pero resulta que no me la dan porque somos ricos y no lo sabíamos», resume indignado Mario Palacios, alumno de quinto curso de Ingeniería Industrial. Su expediente está limpio como una patena: desde que comenzó la carrera en 2009, ha ido cumpliendo con todas las condiciones de rendimiento y renta para renovar la beca cuatro años, que no es poco en un título de elevada dificultad como el suyo. Ni siquiera el drama que supuso para su familia el terremoto tambaleó su esfuerzo. No le hubieran faltado razones. «Vivíamos en La Viña, y la casa fue demolida. Nos dejaron entrar a coger cuatro cosas y nos instalamos en Águilas. Después en Lorca, donde hemos estado en un piso de alquiler los dos últimos años», recuerda el joven, quien vivió la tarde del terremoto angustiado en Cartagena, lejos de los suyos.
Las cosas no han ido bien en casa desde entonces: sus padres se quedaron sin empleo, y hasta hace apenas dos meses, han sobrevivido con la ayuda familiar. El padre logró un empleo de camionero en febrero, y la madre ingresa lo que puede echando unas horas como asistenta. Tampoco han cobrado la ayuda del alquiler del segundo año, ni podrán ocupar el piso nuevo hasta dentro de unos meses. «Es increíble que no me den la beca», insiste Mario, a quien la negativa del Ministerio, que le llegó la semana pasada, podría condicionarle, más aún, el futuro. El joven proyectaba cursar su último año, el del proyecto, en Grenoble (Francia) como 'erasmus', y confiaba en contar con la beca del Ministerio. Con los nuevos requisitos aprobados por el ministro Wert, lo tendrá de nuevo complicado: «Tienes que haber sido becario el año anterior, así que si no me dan la ayuda este año, el próximo tampoco». En esas condiciones, tendrá que conformarse con la beca europea y lo que puedan ayudarle sus padres, quienes a pesar de las dificultades están «contentísimos» con los estudios de su hijo.
Tan 'kafkiana' como la de Mario es la situación de Alejandro Torres. Su familia perdió también el hogar, en la diputación de Río, por los seísmos. La indemnización la ingresó en la cuenta de sus padres en este caso el seguro privado, y aunque ya disfrutan de su nueva vivienda, tuvieron que pedir un préstamo para pagar parte de la obra. «En casa no sobra el dinero; todos los años he tenido beca, y yo he cumplido mi parte estudiando y aprobando». Más angustiado ahora por la beca, que apenas cubría una parte de sus gastos en Cartagena (unos mil euros anuales), que por sus próximos exámenes, al chico también le han negado la ayuda por «exceso de patrimonio», y está, como su compañero, a la espera de que les comuniquen oficialmente que su alegación «no ha sido admitida, como ya nos han comunicado de forma extraoficial». El único resquicio que ahora queda a los dos chicos, que cuentan con el respaldo cerrado de la UPCT, es que el Ministerio acepte el recurso de reposición avalado por la Politécnica que interpondrán cuando se abra el plazo, en unas semanas. Hasta entonces, coinciden, seguirán hincando los codos para sacarse el curso como siempre han hecho y mantener su expediente ejemplar.
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