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J. F. ROBLES
Lunes, 27 de enero 2014, 11:37
Barranda volvió a vibrar con la música de las cuadrillas. Más de 20.000 personas participaron en una fiesta que este domingo cumplió 36 años y que sigue siendo la meca de la música tradicional. Una agradable temperatura, más propia de la primavera que del frío invierno caravaqueño, fue el aderezo perfecto para que los amantes de las tradiciones se dieran cita en esta localidad, que multiplicó por veinte su población habitual para ejercer, un año más, como perfectos anfitriones.
La música de raíz y el baile suelto se adueñaron de las calles y plazas de Barranda, que mostró su cara más amable y hospitalaria para acoger a quienes decidieron no perderse 'la fiesta'. La cuadrilla de la Hermandad de Ánimas de Caravaca de la Cruz cantó en la misa con la que se iniciaba el programa y que estuvo presidida por el sacerdote Ramón García. Promotor, junto al maestro Jesús Manuel García, de la primera edición de la fiesta, allá por 1978. Para terminar la homilía, hizo escuchar a todos una grabación de la presentación de aquel lejano año, así como parte del programa de radio que grabó RNE en Barranda con motivo del Primer Festival de Música. «Aquel sueño de entonces hoy ya ha dado un fruto maduro», aseguró el sacerdote.
Al finalizar la eucaristía, en la puerta del templo, se procedió a realizar la recepción de las cuadrillas participantes. Los Aguilanderos de Barranda, anfitriones de la fiesta, realizaron un reconocimiento especial a la cuadrilla de Animeros de Caravaca y entregaron recuerdos a todas las cuadrillas participantes; también hubo un recuerdo especial para Juan Botía, 'El Yescas', recientemente fallecido. El alcalde, Domingo Aranda, invitó a todos a disfrutar de la jornada. Entre las autoridades asistentes, además de los representantes de todos los grupos políticos en el Ayuntamiento de Caravaca, también estuvieron presentes el diputado regional y alcalde de Calasparra, Jesús Navarro, y el secretario del PSRM, Rafael González Tovar.
El Mercado de Tradiciones Campesinas, en su cuarta edición, volvió a ser el complemento gastronómico y artesanal de la fiesta. La presencia de miles de personas recorriendo las principales calles de la localidad hacían casi imposible el tránsito desde el lugar en el que estaba una cuadrilla hasta el lugar donde estaba ubicada la siguiente. Desde la cuadrilla de Aledo, ubicada en El Muelle, hasta la Hermandad de Ánimas de Caravaca, situada en la antigua carretera de Caravaca, los amantes de la música tradicional y el baile suelto pudieron disfrutar con las actuaciones una docena de agrupaciones.
Durante toda la mañana la música se adueño de las calles. Hubo un receso para reponer fuerzas y las cuadrillas se refugiaron en el Salón Social para dar cuenta de las viandas preparadas por la organización. No hubo tiempo para la digestión, ya que a primera hora de la tarde volvieron a tomar las calles para seguir ofreciendo música y alegría a los que arremolinaban a su alrededor. Cuando los primeros rayos del sol se perdían por encima de las cumbres de la Sierra de Mojantes, músicos y cuadrilleros regresaron al salón para iniciar el baile suelto que se prolongó hasta bien entrada la noche.
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