«'Seño', can I go to the toilet, please?»

Isabel no habla palabra de castellano. Eso es lo que parecen creer sus alumnos del colegio público Juan XXIII de Las Lumbreras, en Monteagudo. Los ocho niños saben que tratar de comunicarse con ella en castellano es perder el tiempo. La pequeña Marta se dirige a ella y, bajito, como si le diera un poco de vergüenza expresarse en una lengua que no es la materna, le susurra: «'Seño', can I go to the toilet, please?». La maestra le rectifica: «Teacher, can I go to the toilet, please?». Y Marta, después de pronunciar la frase con una corrección que sorprende a sus ocho años, consigue su objetivo y se va al aseo.

Los chicos no están en clase de Inglés; reciben docencia de Conocimiento del Medio, una de las asignaturas troncales del currículo de Primaria. En su colegio público, uno de los 25 de la Región que este curso ya son bilingües en primer curso Primaria, un tercio de las asignaturas se imparten en inglés, y los avances son evidentes: los niños, todos menores de 8 años, siguen la clase sin dificultad; cada minuto, incorporan una palabra nueva en Inglés a su vocabulario, que crece día a día. Hoy repasan los tipos de viviendas y las habitaciones de una casa; los colores, los días de la semana y las partes del cuerpo ya las grabaron en su disco duro hace semanas.

«Al principio les costaba; les daba vergüenza, me hablaban en español... pero es alucinante ver lo rápido que se habitúan y cómo avanzamos», explica la maestra, que ha tenido que dedicar muchísimas horas de su tiempo libre a elaborar la programación y el material que utilizan en el aula. El colegio, que cuenta con pocos alumnos, participa además en otros cinco programas europeos.

El vocabulario de los chavales, que leen todos los letreros indicativos del colegio en los dos idiomas, se multiplica por días; su interés por el Inglés también. Han descubierto que se manejan mejor con los vídeojuegos desde que dominan el idioma, y que podrán viajar y hacer amigos «en muchísimos países de todo el mundo», cuenta Darío. La más pequeña de la clase, Angélica, observa tímida mientras termina su trabajo, que queda primoroso. Apenas se lo piensan cuando le preguntan cuál es su palabra preferida en Inglés: «Strawberry», confiesa con una pronunciación casi perfecta.