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MARÍA MANZANERA
Martes, 22 de diciembre 2009, 01:21
Nada nuevo puedo decir sobre Molina Sánchez porque todo lo habéis dicho y lo habéis dicho bien; por eso sólo puedo daros las gracias por vuestro cálido afecto hacia un hombre en el que su generosidad, su bondad y su amor hacia todos cuantos conocía, corrían paralelos a su maestría como pintor.
Su obra es realmente valiosa; por tanto, nadie podía esperar que se fuera con la pena y el desengaño profundo de no haberla visto albergada en la sede, aún vacía, de su fundación. Cuando tuvo noticias de que la Consejería de Cultura se había instalado en la Casa Díaz Cassou, su decepción fue considerable. Pasaba noches sin dormir, calibrando la posibilidad de disolver su fundación puesto que La Comunidad, tras años de haber firmado con él el contrato, no cumplía su promesa : asignar la Casa Díaz Cassou a la Fundación Molina Sánchez.
Muchas veces tuvimos que alentarlo para que recuperara la ilusión. Después, en varias ocasiones, se le ofrecieron otras posibles sedes que siempre, por uno u otro motivo, volvían a evaporarse. Molina Sánchez soportó todo esto por su deseo de regalar a los murcianos la posibilidad de que, siempre, pudieran contemplar su obra.
Ahora nos toca a nosotros perseverar en su intención y conseguir una fundación viva y digna.
Por eso agradezco, en nombre de mi tío, vuestra amistad, vuestro cariño y vuestro esfuerzo en la conquista de este fin, recordándoos que él os diría: «Muchas gracias, ya sabéis que os quiero».
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