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PEDRO SOLER
Viernes, 18 de diciembre 2009, 11:45
Fue una celebración sin más solemnidad que cuanta puede contener una misa de difuntos. Casi una despedida íntima, como al pintor murciano José Antonio Molina Sánchez, quien el miércoles nos dio su definitivo adiós, quizá le hubiese gustado. No se escuchó el sonido del órgano, ni las voces que también suelen cantarse en estas ocasiones. Incluso se apagó al instante el amago de aplausos cuando el féretro abandonó el templo de Santa Eulalia, donde tuvo lugar el oficio religioso.
El féretro, que permaneció parcialmente cubierto con la bandera de la Comunidad, se había instalado anteayer en el Museo de Bellas Artes, desde donde fue trasladado al templo. Apenas unas 150 personas se reunieron, junto a los familiares del pintor, para esta despedida definitiva entre autoridades, artistas y amigos.
Posteriormente, el presidente del Gobierno regional, Ramón Luis Valcárcel, vertió los mayores elogios hacía la obra del pintor, que llegó a calificar de «universal». También habló de la Fundación Molina Sánchez, que ha sido tema de amplias informaciones y comentarios tras la muerte del artista. Valcárcel mantuvo el siguiente diálogo con este periodista, mientras realizaba sus declaraciones:
- Quería preguntarle, señor presidente, sobre la fundación, parece ser que gafada, como decía el propio pintor. Creo que ahora estarán ustedes totalmente dispuestos a que empiece a funcionar ya mismo.
- El viernes se firmaron acuerdos o se firmó el derecho de uso del edificio para la fundación, con lo cual ya no hay ningún trámite más que superar que no sea acondicionar el espacio, lo que se está haciendo en los últimos meses y, para principios del próximo año, que está a la vuelta de la esquina, esa fundación estará funcionando en perfectas condiciones.
- ¿Y por qué no se ha hecho eso en vida del pintor, ya que ha habido tiempo suficiente, y puesto que era una de sus grandes ilusiones?
- Todo es relativo, como usted podrá comprender. Se podía hacer hecho, se podía no haber hecho; la decisión fue hacer una fundación. Sabe perfectamente que el pintor había optado como inmueble por el que más le agradaba. Entre todas las posibilidades que se habían ofrecido, era Díaz Cassou. Había una consejería. Hubo que desalojar la consejería e iniciar obras adecuadas para ambas fundaciones. El pintor estaba muy agradecido, muy feliz, y nosotros también muy agradecidos al pintor porque, en definitiva, lo importante es que, al final va a haber una fundación. Que el pintor se ha ido de este mundo sabiendo que esa fundación era irreversible, que era inminente, además, la puesta en marcha, y, al final ya digo, que había otra opción: no haber hecho nada, pero optamos por hacerla. Y creo que hay que dar la bienvenida a algo que será bueno para las presentes y para las futuras generaciones y, sobre todo, un homenaje más que merecido a un gran artista como ha sido, como es, porque la obra perdura, José Antonio Molina Sánchez, y a un gran artista, en este caso escultor, como fue y es Antonio Campillo [en cuyo honor se ha puesto en marcha otra fundación], aunque también esté en otro mundo.
- Si me permite usted que le contradiga, creo que el pintor...
- Yo es que no...
- ...no se ha ido feliz.
- Perdone usted un momento. Yo vengo aquí a hacer un homenaje a Molina Sánchez y no a establecer un debate personal que, verdaderamente, al resto de los medios le interesa poco. Yo, ahora, usted y yo nos tomamos un café y hablamos lo que usted crea conveniente, pero...
- De acuerdo.
- ...abrir un debate ahí...
- Si le parece correcto...
- Efectivamente. Es por respeto al resto de los medios, compréndalo usted.
Tras este diálogo, el presidente Valcárcel afirmó que «la proyección de Molina ha sido, y podemos decirlo con plena seguridad, una proyección absolutamente universal. Ha sido un pintor que para mí, desde luego, y para los críticos de arte ha cubierto, a nivel nacional e internacional, una etapa importante que abarca medio siglo; nada más y nada menos que medio siglo».
También el consejero de Cultura y Turismo, Pedro Alberto Cruz Sánchez, dijo en torno a la fundación que «se firmó hace dos días la cesión de la Casa Díaz Cassou, con lo cual desde mañana mismo [por hoy] ya se puede entrar ahí. Todos los trámites se han realizado para que en los dos o tres primeros meses del año que viene esté funcionando». A la pregunta de si sentía algún tipo de remordimiento porque esto no se hubiera hecho antes, respondió que «se ha hecho todo lo rápido que se ha podido. La Administración es la Administración y&hellip». Añadió, tras la pregunta de por qué unas cuestiones se ejecutan con mucha más celeridad, también dentro de la Administración, y otras, de un modo tan lento, que «había que adecuarla y, bueno, la Casa Díaz Cassou, que era el gran deseo del pintor, se abandonó hace un año, aproximadamente, por parte de la consejería, y había que comenzar los trámites de cesión por parte de Patrimonio a las diferentes fundaciones que se van a alojar ahí, y eso lo ha retardado». También descartó que la Consejería de Hacienda vaya a ocupar varias plantas del edificio: «No. Solamente van la Fundación Campillo, la Fundación Molina Sánchez y la Academia de la Arrixaca».
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