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ANDRÉS EGEA |
Lunes, 7 de diciembre 2009, 17:05
El CB Murcia decidió ayer por la noche destituir a Moncho Fernández como entrenador del equipo tras la dolorosa derrota contra el Bizkaia Bilbao. Hoy lo hará oficial y de momento no hay sustituto para el gallego. Moncho llegó al CB Murcia el pasado verano, procedente de Los Barrios, en la Liga LEB, donde había cuajado una gran campaña, aunque no tenía experiencia como primer técnico en la ACB. Las tres derrotas contra tres rivales directos, la última ayer, han supuesto su tumba y no se sentará en el banquillo contra el Cajasol.
Se ha convertido en una costumbre que los jugadores del CB Murcia arranquen los partidos con una empanada monumental. En esta ocasión, tanto en ataque como en defensa, básicamente porque Powell no podía con Mumbrú, que en apenas tres minutos ya sumaba 7 puntos y debido a la gran cantidad de balones perdidos. Con problema también en la rotación del balón, Moncho Fernández dio entrada al escolta Tomas Delininkaitis pero para jugar de base y suplir a Vujanic. Los últimos partidos de Marco no habían sido buenos y el técnico gallego le retiró provisionalmente la confianza. Cuando la diferencia a favor de los visitantes se fue hasta los ocho puntos, Moncho tuvo que pedir un tiempo muerto. El principal problema estaba en el ataque, aunque el 1 de 7 en el lanzamiento de triples de Bilbao permitía a los locales que su rival no se marchase en el marcador.
Un triple de Robles en la primera jugada del segundo período provocó que los aficionados se hicieran ilusiones con la remontada, pero se quedó en un espejismo, ya que lo que ocurrió fue que los vascos se fueron hasta los 16 puntos (20-36 a 4 minutos). El rebote era para los jugadores de Txus Vidorreta, y eso que en las capturas era la única faceta en la que el CB Murcia presentaba mejores números que su oponente. Otro de los problemas que tenían los hombres de Moncho era que los bloqueos en el perímetro de los bilbaínos estaba habilitando a Blums y Guardia para que se jugaran los triples, algo que su equipo no conseguía materializar. El porcentaje de acierto en tiros de tres en este cuarto fue de 5 de 7 para los vascos. En lo que sí logró mejorar el CB Murcia fue en la rotación del balón y en no perder tantos. Al descanso mandaba Bilbao por diez puntos (31-41), pero conforme estaba el partido, el tema se podía haber puesto bastante peor.
Un cuarto extraño
El tercer período fue de lo más extraño. Bilbao tuvo la ocasión de romper el partido tras una canasta de Mumbrú que no debió subir al marcador y la técnica posterior señalada a Pedro Robles. De diez puntos de ventaja, los visitantes pasaron a sumar 17 y con los murcianos por los suelos anímicamente. Pero Vlado Scepanovic y Delininkaitis acertaron con dos triples consecutivos y Vidorreta tuvo que pedir un tiempo muerto. A base de coraje y garra, el CB Murcia llevó el marcador hasta el 55-63 en apenas tres minutos y medio. Mejoró en el rebote, no perdió tantos balones y sus jugadores de interior le ganaban la partida a los rivales. Faltaban diez minuto por delante y el CB Murcia parecía no haber dicho la última palabra.
La reacción continuó en los primeros instante del último cuarto, pero los árbitros volvieron a asumir un protagonismo que no les corresponde a ellos. En esta ocasión Amorós se quedó al margen y fueron Munar y Sánchez los que machacaron a los murcianos. Pese a todo, el CB Murcia aún tuvo tres posesiones para ponerse a un solo punto o empatar si convertía un triple, pero no acertó. Llegó a situarse a dos puntos en dos ocasiones y en la última aún restaban 20 segundos con posesión para los visitantes. Se volvía a repetir la misma historia que contra Estudiantes siete días antes. Aunque el camino no fue el mismo, el resultado sí. Derrota, una más y ya van nueve. Con el 75-58 en el marcador Milos Vujanic se jugó un triple a falta de cinco segundos y el balón no tocó ni el aro. La jugada era esa, nada que reprochar al base, que al menos asumió su responsabilidad. La jugada fue un reflejo de un partido en el que el CB Murcia mejoró mucho en su juego interior, pero faltó el exterior.
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