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A. NEGRE
Jueves, 1 de octubre 2009, 11:56
La Guardia Civil reconoció ayer en el transcurso del juicio ante la Audiencia Provincial que Julio G., un vecino de Lorca acusado de corrupción de menores por descargar y distribuir a través de su ordenador fotografías de pornografía infantil, pudo actuar «de forma involuntaria». Los agentes de la Benemérita de Ciudad Real, encargados de esta operación, no descartaron, ante las preguntas del juez, que el acusado pudiera haber descargado por error un archivo de este tipo en su computadora. Ésa es, precisamente, la teoría que defendió el propio acusado. «Yo soy coleccionista de música y descargó muchísimos archivos», explicó. «Si me bajé fotos de pornografía infantil, fue un error».
Julio G. fue acusado de corrupción de menores después de que la Guardia Civil le sorprendiese en junio de 2007 en posesión de un archivo pedófilo que había bajado a través del programa Emule. Un particular había denunciado la existencia de este archivo, que contenía cerca de un millar de fotografías de menores practicando sexo, y que descargó por un error.
«Nunca me he dedicado a bajarme pornografía infantil», defendió el acusado. «A veces en Internet te bajas algo que crees que es música y es un archivo no deseado. Eso me ha pasado millones de veces».
El acusado negó que tuviera constancia de la naturaleza del archivo cuando lo descargó y explicó que si éste se distribuyó a terceros desde su ordenador, fue por el sistema que por defecto establece el programa Emule.
Los agentes de la Guardia Civil de Ciudad Real, que declararon ante el tribunal por videoconferencia, explicaron que normalmente actúan cuando sorprenden a los internautas con más de un archivo, para evitar la duda de que la descarga pueda tratarse de un error. «En este caso sólo había un archivo, pese a que éste contenía cerca de un millar de fotografías. No encontramos nada más».
Los peritos constataron que la teoría del acusado podía ser cierta. «En Internet el contenido del libro no tiene por qué corresponderse con la tapadera», explicó uno de ellos. Sin embargo, surgieron varias discrepancias entre ellos. El perito de la Brigada de Policía Científica explicó que el nombre del archivo contenía cuatro claves que normalmente son utilizadas por las redes pedófilas. «Normalmente tienen sus contraseñas», relató a la Sala. «Algunos de esos términos tuvo que incluirse en la búsqueda».
Si en algo estuvieron de acuerdo los peritos, sin embargo, fue en que la investigación de la Benemérita debería haber indagado, un poco más, en el caso. El Ministerio Fiscal mantuvo, sin embargo, su petición de seis años y medio de prisión para el acusado por corrupción de menores. La defensa solicita su absolución.
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