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Las algas se acumulan tanto en la orilla como en las dunas de La Llana, en San Pedro del Pinatar, mientras la marea ha rodeado a la torre de vigilancia. /JUAN LEAL
Las corrientes y la dejadez acaban con dos de las mejores playas de la Región
REGIÓN MURCIA

Las corrientes y la dejadez acaban con dos de las mejores playas de la Región

El deterioro de La Llana y La Isla, que han perdido sus arenales, indigna a los bañistas

A. PÉREZ

Lunes, 10 de agosto 2009, 15:35

Fueron estrellas de la costa murciana y ahora son ejemplo de degradación del litoral. Los usuarios de las playas de La Llana, en San Pedro del Pinatar, y La Isla, en Mazarrón, se muestran hastiados de su estado de abandono, máxime cuando las recuerdan como joyas de la corona turística regional.

La más que natural, salvaje, playa de La Llana recibe al veraneante con una tétrica estampa propia de . Una imponente torre de vigilancia se alza patética en mitad del agua, prueba de la reducción de zona de playa en los últimos años. Un retroceso paulatino que, según Costas, se debe a que los ríos ya apenas aportan sedimentos y que los veraneantes relacionan con la construcción de nuevos diques en el puerto de San Pedro.

Los responsables de la Demarcación aseguran que el proyecto para regenerar el arenal de La Llana «estaba autorizado», pero la Comunidad Autónoma lo paralizó porque las arenas se iban a coger en un lugar próximo a una zona de protección, en Cabo Cope. La alternativa que el Ministerio y el Ayuntamiento manejan ahora es recuperar en la propia playa parte de la arena perdida y succionarla hasta la orilla.

La erosión costera es habitual en muchas playas, pero los bañistas de La Llana sufren además el asedio de las algas secas y su inconfundible olor. Para los usuarios, la protección de la pradera de poseidonia no justifica el aspecto «de abandono» que dan los montones de esta planta acumulados tanto en la orilla como en las dunas. «Una cosa es respetar lo ecológico y otra no limpiar las playas», se queja un asiduo a La Llana.

Una Isla diferente

De no ser por el islote de roca, los recuerdos de infancia de los veraneantes y vecinos de La Isla, en Mazarrón, no tendrían parecido alguno con la actual estampa que presenta la otrora «mejor playa de la Región», según sus inmodestos veraneantes. Los mismos que ahora claman por «la dejadez» que ha permitido que el paisaje se transformara radicalmente.

Todo el frente de la playa desapareció hace años, hasta tal punto que donde antes se clavaban «hasta cinco filas de sombrillas» ahora el agua golpea la carretera y las casas más próximas a la costa, por cuyas escaleras particulares han de acceder al agua los bañistas.

Mientras, la arena ha basculado al otro extremo de la pequeña bahía. Donde, además, la marea ha esparcido con el paso de los años los residuos vertidos en el Gachero hasta casi anexionar el peñasco conocido como Isla Pequeña. El resultado es «una charca», aseguran los vecinos, que se quejan de la suciedad de las aguas «estancadas».

Costas ha comenzado este año a ponerle remedio retirando parte de los residuos o acumuladas frente al islote, favoreciendo la renovación de las aguas. Una medida que esperan abordar con mayor amplitud el próximo verano. Pero el objetivo final es regenerar la playa y recuperar el frente de la playa, desaparecido. Un proyecto que admiten «complicado» y «de largo plazo» porque requeriría eliminar las casas de primera línea.

Hasta que eso ocurra, el olor del frito que preparaba el chiringuito que se desvaneció junto a la arena de la playa y los goles en los partidos de fútbol celebrados donde ahora nadan los niños son parte de los recuerdos de quienes conocieron La Isla en su mejor época que no cuadran con lo que ven hoy sus ojos.

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