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Serrat durante su actuación en San Pedro./ J. L. VILLAESCUSA
Serrat, por celestiales
CRÍTICA DE MÚSICA

Serrat, por celestiales

ALEXIA SALAS

Domingo, 29 de marzo 2009, 03:35

L o que suele ocurrir con los grandes iconos de la música es que uno espera siempre encontrar en el escenario lo que del artista lleva en su mente y, en ocasiones, en su corazón. Cómo esperar sorpresas de , , . Serrat no decepciona. Es Serrat, y siempre conmueve de nuevo al entonar , una de las más pedidas, , una sacudida a los luchadores dormidos, y otros miles de diamantes que tiene el océano del Noi. Llevó su formato más intimista al teatro Moderno, lleno de 506 , y dio lo que el público quería, pero además, aunque suene imposible, repartió alguna sorpresa. Por ejemplo, cómo mejorar una canción tan bella e icónica como . El acompañamiento y los arreglos de Ricard Miralles la revitalizó sin perder su lirismo melancólico, igual que el pianista ha hecho por cientos de temas del cantautor catalán. Hermosa y emocionante después de cuatro décadas.

Joan Manuel tiró del cancionero de la memoria, que ha formado la banda sonora de los españoles y millones de hispanos en América durante los últimos cuarenta años, pero también cantó otras menos oídas, como o .

A aquel cantautor protesta se le ven los años. Habla mucho, de forma entrañable, contando recuerdos, anecdotario que da pie a su repertorio maestro, sube con más dificultad a la cima, pero paladea más las letras, quizá emociona más. El que siempre nos contó nuestras propias emociones, puso letra a lo que sentíamos, nos sorprendió con un espejo del alma, sigue ahí. Cantando por celestiales, como Curro el Palmo.

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