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GINÉS CONESA TITO
Domingo, 22 de marzo 2009, 10:19
Cuando se jubiló, hace 5 años, un amigo de su hijo, que es funcionario le preguntó: «¿Qué siente?» y el respondió: «Como he trabajado toda mi vida y he llevado tantas cosas a la vez, pues siento que me están pagando por no hacer nada». Y es que José María Aroca sigue tan extremadamente modesto como siempre se ha mostrado. Quizás ahora algo más, «no tengo más mérito que ser viejo», dice respondiéndose a por qué se le entrevista. La cita tiene lugar en la sala de estar de su casa del barrio de San Basilio, donde pasa las tardes en un sillón balancín, desde el que ve un poco la tele, escucha música y casi no lee nada porque está pendiente de una operación de cataratas.
-¿Echa de menos algo?
-No, nada. Me he dado de baja de todo, de la Academia de Medicina
-¿Y eso por qué?
-Porque no tengo nada que decir. Tiene algo que decir el que está estudiando, el que está practicando y el que está investigando, pero a mi edad además, la Medicina se ha hecho más compleja, todo es Biología, Biofísica y por otro lado que mi especialidad (aparato digestivo) ya es un trabajo de equipo y sí, formas parte del equipo, pero siempre haces lo mismo...
-Una rutina, ¿no?
-Una rutina. Al fin y al cabo la vida para mí ha sido rutina. No entiendo a esos que dicen «yo quiero recuperar mi libertad» y yo pregunto ¿qué libertad? Si siempre está uno asumiendo lo que impone la vida misma, sea cual sea la profesión y si está uno en política, ¡joé!, la de cosas que he tenido que aguantar por prudencia, por diplomacia, por evitar complicaciones mayores, pues tiene uno que pensar mucho lo que dice
-Ahora dice lo que piensa. Un privilegio de la edad
-Cuando me vi libre de todo, efectivamente, dije pues ahora voy a decir lo que pienso, pero también a pensar lo que digo; porque muchas veces, agobiado por las diversas tareas dices cuatro tonterías para salir del paso. Hay que pensar también lo que se dice.
-¿Y el tiempo de la alcaldía?
-¡Uy!, el que menos añoro ¡si estaba deseando salir! (ríe) Yo no tenía vocación política, a mí me llevaron. Me dijeron que fuera y dije bueno, muy bien, puse mis condiciones para incluir en mi equipo a determinadas personas y advertí que sólo estaría cuatro años, ya lo dije, «salga bien o salga mal, yo no voy a estar más de cuatro años». Y así pasó.
El fotógrafo le hace posar, se le nota inquieto por verse protagonista, sale a la terraza, por allí juguetean dos de sus nietos, le dan alegría y contribuyen a eludir pensamientos negativos. La próstata hace de las suyas y debe levantarse con cierta frecuencia, hace unos años padeció un conato de ictus del que se recuperó. «Está uno viviendo de prestado», concluye.
-No será tanto
-De prestado, sí. No tiene uno nada que decir, ni nada que añadir, ni nada que enseñar, ni
-Yo creo que usted se ningunea demasiado
-Eso dice mucha gente Pero más vale que me ningunee yo a que me ninguneen otros.
-Sigue siendo humilde. Recuerdo de su etapa de alcalde que había muchos baches en las calles y no se decidían a echarle una capa de asfalto
-Es que era malgastar el dinero porque primero había que hacer lo que no se veía, como el alcantarillado. Si tapábamos baches en sitios donde luego había que levantar para el alcantarillado tirábamos dinero que se necesitaba para otras cosas como el cimbrado de acequias para que los chiquillos no se cayeran Nosotros no podíamos hacer jardines.
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