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SUSANA MENDOZA
Miércoles, 18 de marzo 2009, 14:30
Ni monaguillos entre las filas, ni galas delante del sudario, ni nazarenos amarrados por los cíngulos (los cordones que llevan en la cintura). Éstas son algunas de las normas que ha dictado la Cofradía Marraja para las procesiones de esta Semana Santa. «Es una filosofía que marca y regula el comportamiento» de todos los que salen en los desfiles morados, indican los responsables de la hermandad en la nota interna que ha difundido entre las agrupaciones.
Entre las «consideraciones» de la cofradía morada, a cuyo texto ha tenido acceso , destacan la prohibición de abandonar la procesión, excepto fuerza mayor y no poder vestirse con antelación, o seguir con el traje bastante tiempo después de que haya acabado el desfile. También se suprime la salida con crespones negros en señal de luto por alguno de los hermanos de las agrupaciones fallecido.
El paso marrajo se caracteriza por ser más rápido que el del resto de hermandades pasionarias de Cartagena. En las normas para la salida de este año también se regula la velocidad de los tambores, que deben ser tocados entre 52 y 56 pasos por minuto, ya que menos les parece demasiado lento.
Cuarenta alumbrantes
«El tercio debe contener un máximo de sesenta penitentes, entre los que habrá cuatro hermanos vara y cuarenta alumbrantes. El resto deberá ir, preferiblemente, detrás de las filas», recoge la nueva normativa. A pesar de estas recomendaciones, en algunas agrupaciones están dispuestos a seguir llevando las galas por delante del sudario. Lo creen «más vistoso».
En el caso de los monaguillos, las normas son exigentes: cuatro como máximo, de entre 7 y 11 años, que deberán llevar algo en las manos. También tendrán que guardar el paso de los penitentes, delante o detrás del tercio; «nunca a la mitad, porque obstaculizan». Y deberán ir en silencio y formales. Pero, ¿quién puede obligar a un niño de siete años que no hable durante tres horas de procesión?
La separación entre tercio y sudario es otra de los cuestiones que preocupa a los dirigentes marrajos. Exigen que ni los penitentes ni la escolta de los tronos dejen huecos entre unos y otros.
Además, nadie podrá salir de paisano en los desfiles, excepto la corporación municipal en la procesión del Santo Entierro. En caso de que alguien quiera hacerlo, como puede ser el Procesionista del Año, tendrá que pedir permiso a la junta de mesa de la cofradía.
Advertencia a las damas
También se prohíbe que durante la procesión los portapasos «emitan o respondan» cualquier exaltación a las imágenes que portan. No podrán decir vivas a sus tallas ni levantar el trono con las palmas de las manos, bajo ningún concepto.
Las damas no podrán salir si son menos de quince, ni más de treinta; si no lleva broches ni colgantes; si no son cinco por fila (ni una más, ni una menos). Y siempre deberán ir detrás del trono, excepto en la procesión del Lunes Santo, porque suponen una representación de la cofradía y las promesas van inmediatamente detrás del trono.
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