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CARMEN ORTÍN
Lunes, 8 de diciembre 2008, 12:11
La historia y la tradición se cumplió y la imagen de la Patrona, la Virgen del Castillo, fue bajada a hombros hasta la ciudad entre el atronador sonido del disparo de arcabuces. La mañana se desarrolló con agradables temperaturas, lo que provocó una bajada multitudinaria, con la explanada del santuario del Castillo abarrotada de un público expectante, así como en todo el recorrido del cerro del Paseo del Barco de Ávila, denominación efectuada en honor a esta ciudad abulense hermanada con Yecla, precisamente por la conexión de las fiestas patronales.
Un año más, la Compañía Martín Soriano Zaplana, compuesta por más de medio millar de arcabuceros, cumplió con el ritual de subir al santuario disparando sus arcabuces de mechas, réplicas de antiguas armas de avancarga, que son las que se utilizan en estos alardes festivos del siglo XVII. Como cada año, uno de los momentos más singulares de las fiestas fue el del juego de la Bandera, portada por el Mayordomo de esta Insignia. Este momento es muy especial para los Mayordomos de la Bandera, puesto que se convierte en la primera vez que la juegan ante la imagen de la patrona, escoltado siempre por el Mayordomo del Bastón que no deja de disparar salvas en honor de la Patrona. Fueron momentos intensos y llenos de emoción en el que el Mayordomo-Alférez Abanderado no pudo reprimir las lágrimas, como le volvió a pasar en el atrio de la basílica.
Fue una Bajada tranquila, sin ningún tipo de incidente, en el que la imagen de la Patrona llegó a la Plaza Mayor del Ayuntamiento a las 13.10 horas. El alcalde de Yecla, Juan Miguel Benedito, recibió a la Patrona con los vivas de rigor. Junto a la primera autoridad municipal le acompañaron los concejales de la corporación municipal y alcaldes y ediles de ciudades limítrofes y de varios municipios de la Región como Almansa, Ibi Onil, Villena, Vinaroz, Jumilla, Puerto Lumbreras y Torre Pacheco. La entrada a la basílica terminó a las 13.40 horas. Como siempre, fue una entrada emotiva, en medio del continuo estruendo de los arcabuces, con las tradicionales arcas cerradas, entre una espesa nube de humo de pólvora quemada, en la que se volvió a repetir la típica estampa de la culminación de la Bajada, tan anhelada cada año, de la entrada triunfal a la basílica, con el Mayordomo Juan Javier Martínez López, jugando la Bandera, tanto de pie como de rodillas, ante la imagen de la Virgen y escoltado por el Mayordomo del Bastón, Francisco Javier Férriz Pérez. Todo ello, ante la mirada atenta y curiosa de los Pajes César Férriz López y Paula Soriano Martínez, así como de familiares, amigos, soldadesca y cientos de personas que abarrotaron todos los alrededores del atrio. Las Fiestas de la Virgen de Yecla están declaradas de Interés Turístico Nacional. En el transcurso de sus días grandes se queman unos 5.000 kilos de pólvora con el disparo de los arcabuces.
El alcalde, Juan Miguel Benedito, anunció que «es importante que las tricentenarias fiestas de la Virgen de Yecla sean declaradas Bien de Interés Cultural. Son unas fiestas singulares, impregnadas de historia y tradición, que se rigen por unas ordenanzas del año 1786, de la época de Carlos III, que merecen esta distinción para que el ritual, de uno de los pocos alardes militares que existen en Europa tal y como se concibió, se proteja y se conserve siempre y en ello estamos trabajando recopilando la documentación y los informes históricos necesarios para conseguirlo».
Por la tarde, las marchas y pasodobles de las bandas de música cogieron el relevo del tronar de los arcabuces para efectuar la Ofrenda de Flores a la Patrona. Una tarde alegre y bulliciosa, cuando los arcabuceros, acompañados de sus mujeres ataviadas con la típica teja y mantilla española, recorrieron las calles de la ciudad para finalizar en la basílica, en donde se efectuó la ofrenda de flores ante la imagen de la Purísima Concepción, la Virgen del Castillo. La imagen permanecerá en la basílica hasta el domingo 21 de diciembre, día en el que regresará al santuario del Castillo. Durante todo este tiempo será venerada y se le rendirá el obligado novenario en su honor.
Un año más, con la Bajada se cumple con la tradición y se recuerda a aquellos 61 soldados que en el año 1642, al mando del capitán Martín Soriano Zaplana, fueron reclutados para ir a Vinaroz a la guerra de Cataluña. Como no tuvieron que participar en dicha batalla y al regresar sin baja alguna subieron al santuario del Castillo a dar gracias a la Virgen. Y desde entonces se conmemora este hecho histórico y cargado de tradición, con el que ya son 366 años celebrándolo.
El único incidente de la jornada lo protagonizó un menor suramericano de 16 años de edad, que se precipitó al vació desde la ventana de su vivienda, en un segundo piso de la calle Corredera, que al parecer habría consumido alcohol en cantidad. La caída no fue más grave porque el golpe lo amortiguó un coche aparacado contra el que se estrelló el joven, que fue trasladado al hospital Virgen del Castillo. Eso sí, la ofrenda floral a la Virgen tuvo que ser interrumpida durante 15 minutos, en los que la ambulancia evacuó al herido.
Jornada repleta de actos
La jornada del Día de la Virgen, en honor de la Purísima Concepción, se inicia hoy a las 10.00 horas la basílica, con la Solemne Función Religiosa dedicada por la Asociación de Mayordomos a la Santísima Virgen del Castillo y en la que estarán presentes los Mayordomos, Clavarios, Pajes y arcabuceros. Una vez terminado el oficio religioso, la comitiva en formación, acompañados por todas las escuadras que configuran la Compañía Martín Soriano Zaplana, se dirigirán a la calle Concejal Sebastián Pérez, en donde tendrá lugar el acto solemne de la Proclamación de los Clavarios del Bastón y de la Bandera, Cristóbal Carpena Puche y Juan Miguel Puche Ibáñez, que serán los Mayordomos de las fiestas del año 2009.
Y esta tarde, a partir de las 18.00 horas, se celebrará la Solemne Procesión con la imagen de la Virgen del Castillo, que recorrerá el itinerario de costumbre. Al llegar a la placeta de San Cayetano, se disparará un gran castillo de fuegos artificiales, conocidos en Yecla popularmente como . La Procesión tendrá su punto culminante con la entrada triunfal de la imagen en la basílica de la Purísima, entre el incesante tronar de los arcabuces en las arcas cerradas, mientras el Mayordomo vuelve a jugar la Bandera. Otro día de emoción.
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