Imparable Gasol

La selección tuvo que sufrir muchísimo para encontrar un sitio en la gran final olímpica ¿Los lituanos juegan tan bien! Nos las mantuvieron tiesas sin ningún juego interior, sin penetradores y sin demasiada fe. Sólo el talento con que se maneja el conjunto, su puntería desde los triples y la presencia de Jasikevicius estuvieron a punto de reventar el pronóstico.

España ganó porque tiene a Pau Gasol, jugador absolutamente imparable en ataque y que, por mucho que condicione al resto, es el catalizador de las victorias. Es innegable que se vislumbra en algunos momentos que España ha llegado al final de una etapa. Ha perdido su magia. Ahora gana defendiendo correctamente, reboteando con seguridad y atacando en régimen de cooperativa. Ha quedado atrás el juego de 'canastones'. Para que sea así han ocurrido algunos hechos. La desaparición de Navarro -otrora estilete imprescincible-, la tardía incorporación de Garbajosa y sus triples, la espesura mental de Calderón y las pocas posibilidades de Felipe y Marc al ocupar Pau todo el espacio interior, convierten al grupo español en un equipo más predecible.

La grandeza de los jugadores españoles se muestra al mantenerse durante una larga etapa en la cabecera del baloncesto mundial habiendo cambiado de entrenador tantas veces que resulta una obviedad negar que todo el mérito es suyo.

En la gran final, las posibilidades no pasan por encima de un 20 por ciento. Sin embargo, los argentinos nos mostraron un camino en la semifinal; defensas zonales para paralizar el ritmo, faltas contundentes para evitar el recital de mates y ataques largos para que la cadencia del juego sea más lenta. También podemos escoger el camino de cambiar golpes como hicimos hace unos días. Pero entonces, no respondo de que la final tenga lucimiento.