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PEDRO CONESA
Sábado, 23 de agosto 2008, 03:24
La ruta de esta semana (la segunda en el recorrido por el sendero GR92 que La Verdad realiza con responsables del Ayuntamiento de Cartagena) empieza en el faro de Cabo de Palos. Son las ocho de la mañana y por delante hay 24 kilómetros hasta la pedanía de Portmán, en La Unión. Antes toca atravesar Calblanque, una de la pocas zonas del litoral que conserva casi intacta su riqueza natural.
Los senderistas (técnicos municipales, con el concejal de Juventud, Javier Herro, al frente) quieren tomar nota de las mejoras que hay que hacer en este tramo. A la caminata se unen el director general de Calidad Ambiental, Francisco Gallego y el montañero Miguel Ángel García Gallego, entre otras personas.
La senda arranca con un calor casi sofocante a primera hora de la mañana y con el faro indicando el camino a seguir hasta Cala Reona. En este trayecto es primordial el uso de unas buenas botas de montaña y no olvidarse de beber agua cada poco tiempo.
Pronto se inicia la subida por el antiguo sendero minero de Cabo de Palos: Las vistas desde lo más alto de la cumbre son de gran belleza: el poblado de pescaderos, acantilados, el mar... Luego, se baja por una senda estrecha. Hay que llevar cuidado con los desniveles. Ya se ven las playas de arenas rubias de Calblanque. Sus dunas.
Romero, jara, cornicabra
La expedición baja por una senda entre una frondosa vegetación de romeros, jaras y cornicabras. Pronto aparecen las salinas del Rasall, donde hay que tener llevar cuidado con los mosquitos.
En el Centro de Visitantes, se puede ver una exposición de fotos de paisajes. Con el Mar Mediterráneo a nuestra izquierda, se sube hacia el collado del Cabezo de la Fuente para bajar a la cala del Barco, muy frecuentado en los últimos años por extranjeros que residen en La Manga Club. Son las dos de la tarde y es momento para unos bocadillos y unas bebidas.
Con la energías recargadas, se continúa por las crestas de la montaña hacia el Monte de las Cenizas. Desde la cima, el paisaje es espectacular. A un lado el Mediterraneo, al otro el Mar Menor.
El trayecto sigue hacia Portmán por el barranco del Moro. Durante la bajada se puede recorrer durate un kilómetro la Calzada Romana, de hace 2.000 años.
Son casi las tres y en el cruce de la carretera que une Portmán con La Manga Club acaba el trayecto. Tras siete horas, toca comer. El menú en un bar local incluye gazpacho, patatas al ajo cabañil y chuletas de carne. Delicioso.
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