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DANIEL VIDAL
Domingo, 3 de agosto 2008, 12:30
Cómo pasa el tiempo. Hoy se cumple una década desde que, reuniendo los centros y titulaciones impartidas en el Campus de Cartagena hasta ese momento se creó, mediante la Ley 5, de 3 de agosto de 1998, la Universidad Politécnica de Cartagena. Un castillo de ilusiones que, con el paso de los años, se ha transformado en toda una industria del saber. Una fábrica de investigación. Su rector, Félix Faura (Cartagena, 1961), reelegido en el cargo con el 80% de los votos no hace ni tres meses, afronta con especial empeño tan simbólico cumpleaños. Tras una semana de turbulencias generadas por la aprobación de Arquitectura en la UCAM, el aniversario de la institución y los proyectos para el futuro centran la atención y la ilusión del máximo responsable de los designios de la Politécnica. Faura, tranquilo, deja su inseparable cartera de cuero en una silla y se acomoda la chaqueta para atender a La Verdad en casa de unos amigos: el edificio de la Convalecencia, sede del Rectorado de la Universidad de Murcia.
-¿En qué estado llega la Universidad Politécnica de Cartagena a su décimo aniversario?
-Llega muy bien, con la misma fuerza y el empuje con que nació hace diez años, pero ahora tiene mucha más experiencia. La Politécnica cumple una década con energías renovadas y tratando de reinventar la universidad.
-¿Reinventar la universidad? ¿Se refiere a cambios?
-Sí, tratando de generar nuevas ideas de manera constante. Cada momento por el que pasa la universidad es diferente. Hace diez años, la universidad no se parecía en nada a lo que es ahora. No tenía nada que ver, ni tampoco el sistema de educación superior. Queremos que la Universidad Politécnica adquiera una proyección no sólo nacional, sino también internacional. Y es en lo que estamos.
-¿Hay algo especial preparado para conmemorar esta fecha?
-Vamos a editar un libro de carácter institucional sobre la Universidad Politécnica donde se va a recoger gran parte de la historia de la universidad. Y haremos mención especial al aniversario en la próxima apertura del curso académico. Pero a corto plazo no hay actividades programadas. Tenemos bastante trabajo en este momento con otras cuestiones.
-¿Cuál es el reto principal de la institución que dirige cuando se ha llegado al horizonte de los 10 años de vida?
-Aparte de esa proyección que le comentaba, uno de los objetivos principales es que toda la Comunidad Autónoma de Murcia sienta esta universidad como suya, propia. Fue pensada, diseñada y creada para satisfacer los intereses de la sociedad murciana, y así debe ser. Ahora bien, debemos realizar todas las actuaciones necesarias para transmitirlo. Establecer una estrategia que sirva para el fortalecimiento de todo el sistema público de educación universitaria.
-¿Cuál ha sido el peor trago que ha tenido que pasar la Universidad Politécnica en este tiempo?
-El peor momento, el más crítico fue el que pasamos hace aproximadamente cinco años, cuando tuvimos que acometer un plan de saneamiento de la universidad que fue durísimo. Se tuvo una mala previsión de las circunstancias a las que se iba a enfrentar la Politécnica y tuvimos que aplicar ese plan con mucha resignación y también con muchísimo esfuerzo. La verdad es que tengo recuerdos muy malos de ese momento en concreto, sí.
-¿Y el mejor?
-Pues también por aquellas fechas, hace unos cinco años, después de ese plan de saneamiento. La Universidad Politécnica creó sus estatutos, adquirió la autonomía universitaria que necesitaba y eligió a su primer Claustro. Fue una etapa de empuje político también, y la institución acabó tomando su propio rumbo y dirección para afrontar el futuro con garantías.
-Hace pocos días, el consejero de Educación aseguraba a 'La Verdad' que, «si hay dos personas poco sospechosas de no sentir afecto por la UPCT somos Valcárcel y yo. Él porque la creó y yo porque fui el primer rector». ¿Está de acuerdo con él?
-Yo no tengo ningún tipo de duda del afecto y el cariño que el presidente de la Comunidad Autónoma debe tener por nuestra universidad. El consejero Juan Ramón Medina es un político que hace en cada momento lo que cree que debe de hacer para dirigir la Consejería. Pero eso no quiere decir que lo que haga tenga que ser lo que más le conviene a esta universidad.
-Un deseo para el futuro...
-Quiero que se clarifique la política universitaria que se va a seguir por parte del Gobierno de la Comunidad Autónoma. Los rectores de las universidades, y yo en concreto, sabemos que el Gobierno de la Comunidad es el que fija las leyes y el que tiene la potestad de gobernar. Y no tenemos nada que objetar a eso. A lo que me refiero es que todas las partes implicadas en la educación superior supiéramos en cada momento a qué atenernos. Es cierto que en los últimos tiempos ha habido momentos de incertidumbre, en los que no sabíamos lo que iba a pasar. Por eso es necesario que haya firmeza en la política del Gobierno que tiene que ver con las universidades públicas. Tenemos que trabajar de forma sincera...
-¿Hasta ahora no era así?
-Sí, pero hay y ha habido intereses diferentes y muchas veces contradictorios. Pero el trabajo en común tiene que ser de largo alcance, porque hay muchas posibilidades de desarrollo y hay que aprovecharlas. El Gobierno regional debe gestionar los recursos de la sociedad y tiene que decir cuál es su prioridad. Podemos discutir, pero debemos llegar a acuerdos.
-Las relaciones de las universidades públicas de la Región con la UCAM no son muy buenas en estos momentos. ¿Llegará algún día en el que las tres instituciones vayan de la mano?
-En cada momento hay circunstancias diferentes. Está claro que hay muy diferentes visiones de determinados aspectos. La que tienen las universidades públicas, la Universidad de Murcia y la Politécnica de Cartagena, la que tiene la universidad privada o la que puede tener la Comunidad. Es difícil tener una visión unitaria del sistema universitario de la Región. Pero aunque haya una gran diversidad de opiniones, la visión general de todas las partes debe ser la misma. Está claro que la concepción que debemos tener de lo que queremos para el futuro se debe basar en un denominador común que sea respetado y seguido por todas las partes.
-Gracias rector, y feliz cumpleaños.
-Muchas gracias.
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