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MAYO DE 1808. Dibujo de la Virgen de la Fuensanta, vestida como generala. / LV
La Fuensanta, generala del Reino
Cultura

La Fuensanta, generala del Reino

LA VERDAD

Domingo, 27 de abril 2008, 03:57

En su Historia de Nuestra Señora de la Fuensanta, de 1819, José Antonio de la Riva describe así el nombramiento de la Virgen de la Fuensanta como generala del Reino de Murcia: «Cuando sonó el grito de la Independencia, se nombraron juntas en todas las provincias y en Murcia se constituyó con todas las autoridades constituidas y varios sujetos, entre ellos D. José Moñino, conde de Floridablanca. Esta junta se reunía en las Casas Consistoriales y allí se acordó por la comisión reanimar al pueblo, traer a la Virgen a la Catedral y nombrarla generala de Murcia y su reino».

«El día 31 de mayo de 1808 -continúa-, después de la misa de coro, saliendo la junta de las Casas Consistoriales, fue a poner en manos de la Virgen la faja y el bastón del general Heceta, que, por hallarse a la sazón enfermo, los envió con un brigadier que era don Pedro de Llamas y Molina, natural de Blanca; la tropa formaba desde el Ayuntamiento a la Catedral. La comitiva iba de este modo: primero, los alguaciles con las ropas y chirimías, el Pendón Real y el de este Reino de Murcia, y el brigadier en medio con una bandeja de plata, en donde iban la faja y el bastón. Salió el cabildo a recibir a la Junta, se hizo una breve oración y el señor brigadier, junto a la ínfima grada del altar, alargó al presbítero D. Bartolomé Tobar, sacristán mayor, primero la faja y luego le puso en la mano derecha el bastón. La tropa hizo tres descargas, tocáronse los órganos y repique general de campanas en toda Murcia. Dos generales franceses que vinieron aquí no hicieron nada; tuvieron de rehenes a dos del municipio y dos canónigos y sacaron una contribución y volvieron a Granada». «Después se puso al niño otra faja encarnada -prosigue José Antonio de la Riva- y D. Antonio Lucas, marqués del Campillo, de Murcia, regaló a la Virgen un bastón de una caña de Indias de gran valor con puño de oro y diamantes, que costó 10.200 reales. Felicitando yo al Rey Nuestro señor en 1814 (mayo) por su feliz regreso, le dije: 'Señor: Los murcianos no hemos tenido general, sino generala'; y dijo, preguntando: '¿A la Virgen?'; respondí: 'Sí, Señor'; a lo que añadió su Majestad: 'Sí, sí, esto ha sido un milagro".

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