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EFE |
Viernes, 4 de abril 2008, 23:32
Un terrorista suicida ha matado a veinte personas que asistían al funeral de un policía muerto ayer, en el cementerio de Hamrín, en la localidad de Saadiya, a unos 3 kilómetros de Baquba, la capital de la convulsa provincia de Diyala, situada entre Bagdad y la frontera iraní, según fuentes policiales iraquíes. Muchas de las víctimas son agentes que asistían al funeral de su compañero, por lo que se sospecha que el atentado puede ser obra de Al Qaeda o de alguno de sus grupos afines.
El terrorista, que llevaba un cinturón explosivo oculto entre sus ropas, se hizo pasar por un familiar lejano del difunto. Cuando se encontraba entre los hombres que presentaban sus condolencias a la familia, activó su carga explosiva, mató a veinte de los asistentes y dejó a otros treinta heridos.
Los heridos, muchos en estado grave, han sido inmediatamente trasladados a una base militar estadounidense cercana y al Hospital de Baquba.
La provincia de Diyala, con una población suní, chií y kurda, se ha convertido en una de las más complicadas de Irak en los dos últimos años, junto a las de Mosul y Kirkuk, también multiétnicas.
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