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GUILLERMO HERMIDA
Domingo, 24 de febrero 2008, 11:50
La Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra cumplió ayer 54 años luciendo juventud y empuje. Pese a tratarse de una de las unidades más jóvenes de las Fuerzas Armadas -nada que ver con los casi cinco siglos que atesora ya la Infantería de Marina- los paracas pueden presumir de haber sido actores principales en prácticamente todas las ocasiones en las que España ha tenido que hacer uso de su Ejército.
Lejos quedan los tiempos de Sidi-Ifni, Villa Cisneros y el Sahara, donde la BRIPAC cosechó a su primer caído apenas tres años después de haberse formado en 1954; pero el espíritu de combate y la sensación de ser una fuerza de élite -reforzada por su peculiar estilo y la boina negra- siguen empujando a la unidad, que en julio volverá a participar en la misión de paz en Afganistán, país al que llegó por vez primera en el 2004 para asegurar entonces la seguridad en el proceso electoral.
Los preparativos para este despliegue tuvieron ayer un paréntesis en el acuartelamiento de Santa Bárbara, donde tiene su base desde el 2002 la III Bandera Ortiz de Zárate. Allí, en la explanada almogávares, los 97 hombres y 6 mujeres que han participado en los dos últimos cursos paracaidistas juraron bandera. Uno a uno, los nuevos paracaidistas -algunos de los cuáles completarán su formación en Alicante para convertirse en boinas verdes- desfilaron ante una enseña que muchos han adoptado.
Y es que la presencia de inmigrantes era nutrida, tanto en las filas como en las gradas. Tanto la BRIPAC como otras unidades -como la Legión- tienen una amplia tradición de foráneos en sus filas, que en los últimos años se ha incrementado. Pese a que muchos malpiensan que es simplemente una vía para hacerse con los papeles, la dureza del entrenamiento paracaidista y su propia naturaleza -no lo olviden: saltar de un avión y confiar en que unos metros de tela de seda frenen tu caída- despejan casi cualquier duda.
Y es que ser paraca marca. Prueba de ello es la nutrida representación de la Asociación de Veteranos que también renovó su juramento a la bandera, o el rostro del director general de Protección Civil, Luis Gestoso, tras recibir -junto a tres uniformados- el título de Almogávar de Honor con el que la BRIPAC quiso honrarle. Gestoso, confeso amante del mundo castrense, dijo sentirse «orgulloso y honrado» por la distinción, que recibió del jefe de las Fuerzas Ligeras, el general de división José Ignacio Medina, que presidió el acto.
La banda de la Academia de Infantería de Toledo puso los acordes a un acto en que no podía faltar el siempre emotivo homenaje a los caídos, la exhibición paracaidista o el desfile de las unidades. El teniente coronel Fernando García, jefe de la III Bandera, lo resumió -con palabras de Calderón de la Barca- en su alocución: «No es el vestido el que adorna el pecho, sino el pecho el que adorna el vestido».
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