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Uno de los momentos del encuentro en Nueva Condomina / NACHO GARCÍA
Carballo agrava la crisis (0-1)
Real Murcia

Carballo agrava la crisis (0-1)

Un arbitraje calamitoso condena al Murcia, que cae ante el Villarreal y sólo ha sumado un punto de los últimos quince

CÉSAR GARCÍA GRANERO

Domingo, 10 de febrero 2008, 12:51

El fútbol de antes, el resultado de ahora. El Murcia perdió por culpa del árbitro pero empieza a zozobrar por culpa de su pasado. Los dos errores de Velasco Carballo son colosales pero llegan en mal momento: le pillan con la nevera vacía. Así que el Murcia se va del partido más enfadado pero más en crisis. Tiene derecho a la pataleta, anoche perdió por un arbitraje calamitoso, pero le falta el respaldo de los puntos. Todo ante un Villarreal desconocido, que siempre juega como los pájaros cantan. Ayer no fue así. Se llevó un triunfo que no mereció pero que le deja con todos los puntos que al Murcia le faltan. El Murcia fue zarandeado por el árbitro, que dio como válido un gol de Guille Franco en fuera de juego y con el pitido final enfrente. El Murcia lleva un punto de quince, no jugó bien pero jugó mejor que el rival. Por eso se va dolido, pero por eso se queda desnudo.

Eso el día que el Murcia se reencontró con el orden en casa. Tenía enfrente a un Villarreal que quiere ser un grande y lo es en la tabla pero le falta cartel porque le falta pasado. El arranque fue un retrato robot que definió a cada uno como cada uno es. El Villarreal tenía la pelota, el Murcia el mejor esquema. Y en eso el Murcia ganó la partida porque, en su fútbol más crepuscular que cosmético, dominó menos pero se acercó más. Dos transiciones con igual final y el mismo apoyo: Iván Alonso. Un cabezazo suyo dejó solo a Goitom y el sueco falló. Otro cabezazo dejó a Jofre con la pelota en el área y también falló. Mala noticia para un equipo con las ocasiones contadas, condenado a porcentajes casi del cien por cien, pero buen síntoma porque el Villarreal, que no tenía el orden, acabó también por perder la pelota.

Lo cedió todo y el Murcia dio un paso al frente, casi siempre a balón parado, donde no estuvo acertado. Cualquiera juega a adivino en las faltas del Murcia. Es fácil. Los pases terminan justo donde se espera. El Villarreal no pasó apuros en eso porque al Murcia le falta un especialista que le dé veneno al balón. Lo tiene y se llama Abel pero está en el banquillo. Pablo García falló en esa tarea, pero estuvo más cerca de lo que era que de lo que venía siendo porque mejoró en defensa y tuvo más presencia en ataque.

Se lesiona Jofre

La segunda parte discurrió por un camino más enardecido. Tuvo de todo y nada de lo que tuvo hacía prever un final tan malo. El Murcia siguió sin gol, pero apretó más y acabó por afeitar al Villarreal, que perdió el sitio y la pelota pero tuvo un trampolín inesperado: el árbitro. Goitom fue derribado en el área por Javi Venta. El sueco miró al árbitro primero y acabó golpeándose el pecho después cuando vio que no había pitado penalti. Buscó Alcaraz vivificar las banda con Rosinei y Regueiro, el primero porque así lo quiso y el segundo por obligación: Jofre se había lesionado, pero el uruguayo abusa del regodeo cuando el partido no se presta. Busca curvas cuando vienen rectas. Se distrae y no llega a ser determinante.

Pese a todo el Murcia estuvo siempre más cerca del área que su rival. El Villarreal mostró su versión más olvidable. De hecho, no se acercó a Notario sino para matarlo. Guille Franco recibió al borde del área y marcó. El campo miró al árbitro, el árbitro miró al auxiliar y el auxiliar a su banderín gacho, sin levantar. Era gol pero no debió serlo. El Villarreal encontraba al árbitro tras perder todo lo demás. Al Murcia no le quedaba tiempo para reponerse del mazazo. Llegó el final y sólo podía protestar, pero protestar en el abismo.

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