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GONTZAL DÍEZ
Miércoles, 6 de febrero 2008, 02:17
Bon voyage. Un reality sin show a más de tres metros bajo tierra. Comienza la Operación Túnel. Dos artistas supervivientes se enfundan el mono de trabajo. Ellos son Abraham Poincheval (Colmar, 1965) y Laurent Tixador (Alençon, 1972). Su lema parece ser «nunca hemos hecho algo así, así que vamos a hacerlo ahora» y aseguran que «el mundo del arte contemporáneo es el mundo real». Ese ahora consiste en excavar un túnel real de 20 metros de largo (un metro al día durante 20 días). A partir del próximo día 15 se convertirán en dos artista-topo, dos artistas-mineros que mientras avanzan irán tapando su avance y vivirán en una especie de burbuja móvil de aire y arte. ¿Tienen claustrofobia? «Aún no lo sabemos», afirma Tixador.
La performance se denomina Horizonte menos 20 y se realizarán en el Jardín del Malecón. Lo que les interesa es la pasión por lo nuevo, la experiencia única, el desafío a los límites físicos y psicológicos. Y, para ellos, la novedad es resistencia. «Huimos de lo anodino y nunca repetimos nuestras propuestas», argumenta Tixador. Es tajante: «No hay diferencia entre arte y vida».
¿Juega el arte al escondite? No. Tixador y Poincheval se sienten realmente satisfechos de emprender una nueva aventura vital y estética. Por fin han encontrado el lugar idóneo en el que adentrarse y excavar. Dos palas y nada de tela y pincel; y casco, que al arte no está reñido con la más elemental seguridad. El gesto de Tixador es elocuente: los pulgares hacia arriba, la sonrisa más larga que el Loira y un feliz ¿voila! Llevaban tres años intentándolo, en Burdeos casi lo consiguen... «¿Merci, Murcia!,», subraya Poincheval.
Durante la travesía subterráneo construirán diferentes objetos simbólicos y souvenirs del subsuelo. «Lo importante es trayecto, el recorrido. Será una experiencia excepcional..., vivimos aventuras para fabricar un taller de arte», argumentan.
Pero, ¿para qué? «Para sentir», aseguran. ¿Sentir qué? «Esto nos permite cambiar nuestra manera de pensar y de ve el mundo, y quizá también la del público, porque este tipo de exposiciones tiene mucha repercusión. El espectador tiene que imaginarse nuestro trayecto, él también tiene que viajar», sostienen. «Son proyectos apasionantes, interesantes y también inútiles: no sirven para nada», reconocen. «No sé que aprendido en estos proyectos y todavía no quiero saberlo», añade Tixador.
Y el azar, ¿qué papel juega en todo esto? «Nos gusta sumergirnos en lo desconocido, en territorios extraños. No llevamos una mirada de artista sino de asombro. No sabemos qué va a pasar».
Dos 'robinsones'
Dos artistas aventureros, eso nadie lo puede negar. En septiembre de 2001, Tixador y Poincheval (que tienen nombres de mosqueteros) vivieron ocho días en la isla de Frioul, en la costa de Marsella. Allí se convirtieron en dos hombres prehistóricos que comían higos y mejillones y dibujaban el logotipo de Quick a guisa de pintura rupestre. En otoño de 2002, estos dos robinsones decidieron reunir, a pie y en línea recta, con la única ayuda de una brújula -sin ningún mapa-, Nantes y Caen y luego Caen-Metz. Dos meses de caminata. «Fuimos extranjeros en nuestro propio paisaje; nos convertimos en exploradores a la vieja usanza», subrayan.
En 2005, Tixador se convirtió en el primer artista en colocar una bandera en el hielo del Polo Norte geográfico (con sólo el mínimo esencial y un par de esquís). Ahora, en Murcia, quieren realizar una mobil home troglodita. Ayer participaron en el Cendeac en el curso Heterocronías: Tiempo, arte y arqueologías del presente, incluido en la programación PAC.
En la sala de exposiciones del Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam), convertida en una base de operaciones de Horizonte menos 20, se exhiben distintas piezas (cucharas, un tocado de plumas y papel de caramelos M&M, bombas de terracota, huesos de sepia labrados y huesos de toro y codorniz) y un vídeo procedentes de proyectos anteriores. También están los objetos de Horizonte menos 20: botas embarradas, veinte cajas de madera, un extintor, serruchos, maderamen diverso, cuerdas, una cafetera diminuta, esterillas, martillos; y lo más emotivo de todo: un pequeño medallón con la siempre protectora imagen de San Cristóbal.
Por cierto, no han felicitado, ni piensan hacerlo, a Sarkozy por su boda. Y si creen que lo han visto todo es que no saben que el próximo proyecto de Poincheval y Tixador consistirá en matar mosquitos con una goma elástica. El safari de insectos (un centenar de mosquitos) se realizará en una galería de París.
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