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AL DESCUBIERTO. Toda la fachada saltó por los aires a causa de la deflagración. Desde la calle se ven todas las habitaciones. / M. BUESO
MURCIA / «Creíamos que era una bomba»
COMARCAS

MURCIA / «Creíamos que era una bomba»

Doce familias son desalojadas del edificio donde una explosión de gas reventó un piso Los bomberos sospechan que había un escape y que prendió al encender la víctima la luz

PACO ALHAMA

Lunes, 4 de febrero 2008, 01:56

«Tuve una sensación como si pasaran aviones a reacción por encima de mi cabeza», explica un vecino del edificio situado sobre el taller Midas de la Ronda Norte de Murcia. A unos 200 metros de allí, en el 7º I del número 21 de la misma calle, una bolsa de gas había explotado a causa de una chispa eléctrica, tal y como señala la primera hipótesis barajada por los bomberos sobre el suceso ocurrido el pasado sábado.

Alrededor de las once y media de la noche, Fuensanta Hernández estaba sola en casa de sus padres cuando «se acercó a la cocina porque olía mucho a gas», según contó después la propia víctima a los bomberos que la encontraron dentro de un armario. Sus padres estaban en Valencia y su hermano había salido con sus amigos.

Tras la detonación, el pánico se apoderó de casi todos los parroquianos. «Me iba a acostar y, de repente... Creíamos que era una bomba. Mi hija empezó a gritar como si se fuera a morir», relata Ramón Luis, también residente en el edificio. Mientras, Antonio Gambín había subido cinco plantas, desde el 2º D, para apagar los efectos de la deflagración.

Flori López, también vecina, resalta que el efectivo de seguridad «fue inmediato. Los bomberos vinieron enseguida». Así, el edificio fue evacuado. Unos 40 bomberos -hasta 30 simultáneamente de los parques de Infante y Espinardo- han trabajado durante las distintas labores de seguridad y desescombro.

«Dos bomberos me bajaron en un sillón. Me decían que parecía una reina, pero yo estaba muy asustada. En la calle uno de los dos muchachos me dijo: 'Señora, a usted la pongo en una ambulancia'. Y allí me quedé más tranquila. La calle parecía una feria. Ahora lo que quiero es que me arreglen la casa», narra Fuensanta Barbero, una anciana que vive desde hace 40 años en el piso situado, con respecto al 7º I, al otro lado del patio de luces. La tabiquería de la vivienda donde se produjo la explosión y la contigua, el 7º J, quedó totalmente destrozada, al igual que la fachada de ambas casas, que da a la calle Abderramán II. Prácticamente, todas las ventanas y estancias que dan al patio de luces se han visto afectadas. Doce vehículos, estacionados en la vía mencionada, sufrieron daños, al igual que un coche aparcado en Ronda Norte. Siete quedaron siniestro total, «os que había justo debajo», precisan fuentes de la Policía local. Cinco unidades de dicho cuerpo acudieron al lugar, así como ambulancias de Cruz Roja y del 061. Agentes de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía investigaban ayer las causas del siniestro. Hoy continuará su labor. «Tenemos una hipótesis, pero todavía hay que confirmarla», matizó uno de los agentes.

La propietaria del 7º J sufrió heridas leves. Tras ser estabilizada por los bomberos y llevada a una ambulancia, Fuensanta fue trasladada al Morales Meseguer. Los médicos la mantuvieron en observación, aunque su estado no revestía gravedad. Ayer fue dada de alta a primera hora de la tarde.

«Ha vuelto a nacer»

Miguel Sánchez, cabo de Bomberos de Murcia, detalla por qué escapó Fuensanta Hernández de morir en la explosión. «Una bolsa de gas, da igual que sea metano o butano, se comporta siempre igual. La chica, seguramente, encendió la luz. Esa chispa produjo la deflagración. Lo más lógico es que la propia puerta la haya protegido».

De no ser así, «se habría quemado entera, o el gas caliente la hubiera abrasado por dentro. Además, la detonación lanza las cosas entre 460 y 500 metros por segundo», pormenorizó Sánchez. «Vamos, que ha vuelto a nacer».

Gas Natural quiso precisar ayer que en este piso no dan suministro. Doce familias fueron desalojadas ayer del edificio y no podrán volver hasta que los técnicos acrediten que no existe peligro.

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