La Arrixaca negocia con la familia gitana para evitar nuevos altercados en la UCI

La UCI pediátrica de La Arrixaca recuperó ayer cierta normalidad después de la caótica situación vivida desde que la semana pasada ingresase con pronóstico muy grave una niña de etnia gitana de 9 años. Su familia ha protagonizado ya diversos incidentes, y este fin de semana profesionales y pacientes se quejaron de la saturación que se vivió en la entrada a este servicio, cuando una treintena de personas acampó literalmente con mantas y colchones en el suelo. Ayer, la dirección de La Arrixaca negoció con el patriarca del clan para reconducir la situación. «Se han comprometido a no agolparse en la UCI para evitar problemas, y han entendido que no es bueno para los enfermos de ese área una acumulación de tantas personas», explicó el director gerente del hospital, Manuel Alcaraz.

El incidente más grave se produjo el jueves, cuando una vigilante de seguridad fue agredida por uno de estos familiares al intentar impedirle el acceso al interior de la UCI pediátrica. «Se avisó a la Policía y se han abierto diligencias para actuar contra quien cometió esa acción; pero fue una actitud individual y el resto de familiares no han creado problemas de este tipo», aseguró Alcaraz.

El hospital ha tratado de convencer al clan de que «acumularse a la entrada de la UCI provoca muchos problemas, porque entre otras cosas las personas pueden transmitir gérmenes». Por eso, se les ha solicitado que aguarden fuera de las instalaciones con la garantía de que «se les informará de la evolución de la niña en todo momento, tal y como se hace con cualquier otro paciente». Ayer, la situación estaba ya más controlada, después de que el fin de semana se agolpasen varias decenas de personas llegadas de Fortuna, localidad en la que reside este clan gitano. Según las quejas de los profesionales y otros usuarios, los familiares de la niña no sólo durmieron en las instalaciones con sus colchones en el suelo, sino que comieron y fumaron pese a estar prohibido.

Situación muy grave

Los guardias de seguridad vigilan el materno infantil. De momento, ayer a mediodía sólo permanecían en las instalaciones una decena de familiares, en una actitud más tranquila y colaboradora.

La niña, de nueve años, presenta un pronóstico muy delicado. Ingresó la semana pasada después de sufrir un derrame y permanece estable dentro de la gravedad en la UCI pediátrica. «Hay que entender que la familia está pasando por un momento muy complicado, y que el duelo tiene varias fases; hay que ofrecerles comprensión», explica Manuel Alcaraz.

El hospital ha decidido optar por la negociación para evitar problemas mayores. «Si tratamos de desalojarlos por las malas podríamos provocar un altercado grave y un problema social muy serio», advierte Alcaraz.