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PEDRO SOLER
Domingo, 16 de diciembre 2007, 01:46
Es la historia dramática de Carlos Cristos, médico que, a sus 47 años, padece AMS, atrofia sistémica multiple, una enfermedad neurodegenerativa, invalidante y mortal. Extremadamente rara, «es -afirma el propio Carlos-- como una borrachera que destruye el sistema nervioso por dentro hasta causar la muerte. No afecta las funciones del intelecto y de la memoria. No tiene tratamiento conocido». Las alas de la vida, película dirigida por Antoni P. Canet recoge la situación de Carlos, en un profundo afán de defender la dignidad en el vivir y en el morir. Músico, piloto de vuelo libre, patrón de vela, montañero..., además de médico, Carlos tuvo que transmitir a los pacientes pronósticos muy graves. Un día se sentó ante su médico y fue el quien oyó el tremendo diagnóstico. Luego invitó a su amigo Antoni Canet a que le acompañe en una narración única: su camino hacia la muerte, que Carlos recorre mirándola de cara, con serenidad y, «si es posible, con una sonrisa».
La cinta obtuvo el primer premio de la Seminci de Valladolid al mejor documental, y se utilizará como material escolar en Francia durante el curso 2008-2009.
- ¿Cómo surgió la idea de realizar la película?
- Carlos Cristos: Simplemente viendo un documental de la BBC, y habiendo comprobado la necesidad de hablar de estas cosas, a las que mi profesión como médico me enfrenta desde el principio.
- Toni Canet: Carlos siempre ha dicho que difundir los temas de salud es una forma de defender la Sanidad Publica. De hecho ha colaborado en diversos programas de radio, y tuvo, mientras pudo, un programa propio en R5 de RNE .
- Dura hora y media. ¿Es querer dar demasiada importancia a una enfermedad que acaba con los pocos que la sufren? Otros muchos también mueren por culpa del sida.
-C.C.: Nosotros somos los primeros sorprendidos de que un ensayo sobre un tema así, haya adquirido las dimensiones de la película. Y no quiero que se hable de esta enfermedad en concreto, sobre todo siendo tan rara, sino de la muerte, que nos afecta a todos.
- T. C.: La enfermedad de Carlos apenas se menciona.La película aborda los grandes temas que aparecen al final de la vida, las malas noticias, la comunicación de las malas noticias, la aceptación, la lucha contra la enfermedad, la esperanza, el deterioro físico y moral, la adecuación de entorno, el Testamento Vital, los cuidados paliativos, la figura del cuidador, la fe, la religión, la trascendencia, la familia, la amistad, el sentido del humor como terapia... etc.
- Emociona, por la situación del protagonista, pero también porque dispone de las tomas adecuadas, de paisajes preciosos. ¿El compromiso surgió solo por amistad, por interés, por subvención...?
- C.C.: La respuesta se la dejo a Antoni. Yo, por mi parte, sólo quisiera hacer constar la parquedad de medios utilizados, que más de una vez harían reir al lector.
- T. C.: Los medios han sido muy justos pero utilizados durante mucho tiempo: diez días de grabación al mes durante tres años, más casi un año de montaje para destilar las setenta horas de material grabado en hora y media de película. El trabajo ha sido realizado por un equipo multidisciplinar de cineastas, médicos, filósofos, pedagogos, periodistas, etc. .Puede verse en la página ver la web. Las ayudas y ventas a televisión llegaron dos años después.
- Hay otras enfermedades que también merecerían, por su interés humano, ser llevadas al cine.
- C. C.: Sí.
- T. C.: El mayor antagonista y el más temido de la historia del cine, y de la humanidad, es la muerte. Cualquiera que recorra el último tramo de su vida, o que se enfrente a ella, se convierte en protagonista. Si tienes protagonista y antagonista y se enfrentan cara a cara, tienes la simiente para una película. Y la simiente florecerá en una u otra película según la actitud y la talla del protagonista. Tanto si es película documental o de ficción.
- La lucidez de Carlos es evidente. Por eso puede pensar alguien que, en el fondo, lo que se pretende es ser protagonista, antes que mostrarnos una situación que poco importa, si exceptuamos al enfermo y sus allegados. ¿En verdad que se pretende enviar un mensaje?
- C. C.: Esta pregunta parece de interrogatorio, pero se responde si uno sabe que al principio no parecía previsible que este asunto adquiriera estas dimensiones.
- T .C.: La situación por la que atraviesa Carlos es tan universal que dudo que importe a pocos. Lo que convierte a Carlos en un protagonista singular es la suma de sus particularidades: ha sido músico, piloto de vuelo libre, patrón de vela, montañero, amante de la investigación y de la ciencia, colaborador en diversas radios en temas de salud; pero y sobre todo, ha sido médico de pueblo y ha tenido que acompañar a algunos de sus pacientes en el tramo final de su camino y afirma que de ellos aprendió mucho. Ahora, como enfermo terminal, nos invita a que le acompañemos en una historia irrepetible, su enfrentamiento vital, lúcido, sereno, irónico y transparente con el gran antagonista, la muerte.
- Se confiesa no creyente, pero parecen constantes sus referencias a lo que pase después. ¿Hasta qué pun- to le atenaza la duda?
- C. C.: La incertidumbre es algo a lo que me enfrento cotidianamente,y desde hace tiempo, no sólo por mi situación, sino que el hecho de ser médico me enfrenta cada día a preguntas de respuesta borrosa, que el método científico ha logrado acotar. No creo que sea el único, y mi circunstancia la única posible, para enfrentarse al hecho religioso.
- T. C.: A quien esté libre de temores y dudas no creo que le interese ver Las alas de la vida.
- Carlos es partidario de que lo dejen morir. ¿Por qué no quiere morir ya, cuando tanto estará haciendo sufrir a cuantos lo quieren?¿O es que espera recuperarse, o volver a Ruanda o volar en parapente?
- C.C. : Buena pregunta.
- T. C.: Carlos sabe que no volverá a Ruanda. Y sabe que los que le rodeamos, le queremos; la familia, los amigos, hemos aprendido con él a ser vitales en la adversidad.
- ¿Cuando perdió la esperanza? ¿Qué pensó cuando supo que lo suyo era irrevocable?
- C. C.: Irrevocable e irreversible no son palabras sinagogas, como dice el chiste; la segunda parece más aplicable. Fui consciente de lo que me había tocado cuando lo leí en el libro gordo de medicina que suelo usar.
- ¿Y la hija? ¿Qué dice, cómo reacciona, al margen de esos momentos idílicos en que aparece en la película?,?
- C. C.: Este tema prefiero que permanezca en la intimidad.
- Qué piensa de los amigos que nada quieren saber ?
- C. C.: Estas cosas son normales cuando uno se enfrenta a lo que me ha tocado. Y la reacción ante algo así es totalmente personal, si no gusta hay que aceptarlo.
-¿Considera, de verdad, que era un privilegiado, por ejercer como médico de familia, cuantos tantos médicos hace lo mismo?
- C. C.: Sí, he sido un privilegiado y el hecho de compartirlo con muchos otros no desdora en absoluto mi felicidad.
-Alude con frecuencia al tiempo que le queda. ¿Sabe cuanto? Lo que parece es que tiene miedo a morir.
- C. C.: Ni que decir tiene que no me hace gracia mi futuro, pero soy consciente desde hace tiempo de que es así. Y lo que más me duele es enfrentarme cada día a lo que son consecuencias directas de la incapacidad, en cosas tan sencillas como ir al WC.
-¿Se siente un trasto inservible?-
- C. C.: Soy inútil, un trasto inservible... , según para qué.
- T. C.: ¿Para contestar esta entrevista?
- En la película siempre aparece de buen humor. ¿Cuando se cabrea?
- C. C.: Eso es una consecuencia positiva de mi diagnóstico, que se llama 'inadecuación sentimental'.
- T. C.: La premisa de Carlos era hablar de estos temas 'con serenidad y, a ser posible, con una sonrisa' y durante tres años, cogidos de la mano medicina y cine, hemos sido testigos de lo que ha sucedido, tal y como se muestra en pantalla.
- Testamento vital. ¿Qué ha expuesto en el suyo?-
- C. C.: Quien quiera puede leerlo. Y si quiere, se lo envío por Internet. Encontrarán el contacto en www.lasalasdelavida.com..
- Es médico y los médicos están para sanar. ¿Tan poca confianza tiene en sus colegas? ¿Para qué están los milagros que, en ciertas ocasiones, han sido ratificados por médicos?
- C. C.: No sé responder, pero los médicos estamos para ayudar a sanar, pero también para ayudar a morir.
- ¿Cuantas horas dedica al día a ir sobreviviendo?
- C. C.: Pregúnteselo al techo blanco al que suelo mirar.
- T. C.: Si sumamos a las horas que Carlos mira al techo, las horas que dedica a la asociación de enfermos, las que dedica a contestar correos, a leer (le leen) y escribir (él dicta) artículos, a contestar entrevistas, a investigar sobre su enfermedad, a inventar artilugios, a estar con su familia y sus amigos y a dormir..., da la cifra de 24.
- Carlos dice: «Sin la muerte, todo nacimiento es una tragedia». ¿No es más auténtica tragedia su vida?
- C. C.: Puede ser.
- T. C.: Creo que es más tragicomedia, como la de todo bicho viviente.
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