Los efectos secundarios de tragarse un sable

Un año más los premios anti-Nobel han recompensado las investigaciones más descabelladas e insólitas. Entre los trabajos premiados en esta edición figuran el estudio de los efectos secundarios de tragar sables y el análisis de cómo se arrugan las sábanas.

Los premios anti-Nobel, entregados anualmente por la revista humorística de ciencia Annals of Improbable Research (AIR), tienen este año acento español: hay chilenos, argentinos, españoles y colombianos. En el transcurso de una delirante ceremonia, que tuvo lugar en la Universidad de Harvard (Massachusetts), los elegidos recibieron el galardón de manos de verdaderos premios Nobel.

El premio anti-Nobel de Química se lo llevó la japonesa Mayu Yamamoto por sus indagaciones sobre cómo se puede sacar extracto de vainilla de los excrementos de vaca. El de Medicina fue para un británico, Brian Witcombe, y un norteamericano, Dan Meyer, autores de un penetrante informe médico sobre Tragar sables y sus efectos secundarios. Los dos científicos, que habían colaborado a distancia por internet y se conocieron el pasado jueves durante la iconoclasta ceremonia de entrega de premios que se realizó por decimoséptimo año consecutivo, llegaron a la conclusión de que provoca irritaciones. Como prueba presentaron el caso de un hombre que se hizo daño en el esófago y al que se le inflamó la membrana protectora de los pulmones «cuando le distrajo un papagayo que tenía en el hombro».

Josep Trobalon y Nuria Sebastián-Galles, españoles de la Universidad de Barcelona, y Juan Manuel Toro, un colombiano que estudia en Italia, recibieron por su parte el premio de Lingüística por una investigación con ratas. «Fue una sorpresa, ¿es lo último que esperaba!», dijo Sebastián-Galles, quien destacó que los premios «mezclan de manera inteligente la parte divertida y la seria. Sale el freakie que la mayoría de los científicos tiene dentro», explicó. Su investigación básicamente demuestra que los roedores no hacen diferencia entre una persona que habla al revés japonés u holandés. Obviamente, presentada de esa forma, el estudio provoca asombro y risa. Sin embargo, como explicaron los organizadores, el objetivo de los premios «es hacer primero reír a la gente, y después hacerlos pensar». El estudio demuestra que el cerebro humano no es tan diferente como se pensaba en materia de aptitud para el lenguaje.

Viagra y 'jet-lag'

«Es más un premio a la creatividad», explicó por su parte Enrique Ariel Cerdá, que recibió el Anti-Nobel de Física por un estudio sobre cómo se arrugan las sábanas.

El argentino Diego Golombek, de la Universidad Nacional de Quilmes, recibió, por su trabajo junto a Patricia Agostino y Santiago Plano, el premio de Aviación, por estudiar los efectos del Viagra sobre el jet-lag. El estudio demuestra que el principio activo del medicamento, el sildenafil, incide sobre el reloj biológico del cuerpo humano y permite superar por ejemplo el desfase del sueño en los viajes en avión.

«Estoy muy orgulloso», dijo Golombek. «Creo que si podemos reírnos un poco de nosotros mismos, vamos a ser mejores científicos. Me hace sentir que formo parte de una comunidad que se toma las cosas en serio pero sin solemnidad, es un poco volver a la ciencia en la que siempre creímos».

Otros de los premios han sido: en Economía, para el taiwanés Kuo Cheng Hsieh, inventor de un dispositivo que lanza una red para capturar a atracadores de bancos; en Biología, para la holandesa Johanna van Bronswijk por realizar un censo de ácaros, arañas, crustáceos, bacterias, algas, helechos y hongos que residen en las camas de los seres humanos; y en Nutrición, para Brian Wansink, de la Universidad de Cornell, por estudiar el apetito de las personas dándoles un plato de sopa sin fondo y cuyo contenido no se acababa.

En el pasado, estos premios han reconocido inventos tan disparatados como una máquina centrifugadora para dar a luz o un estudio sobre por qué a los pájaros carpinteros no les duele la cabeza.