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G. ELEJABEITIA
Martes, 3 de enero 2017, 00:33
Hay pocas maneras de empezar peor el año que haciendo el ridículo ante medio mundo desde la plaza más concurrida de Nueva York. Mariah Carey lo hizo minutos después de las doce campanadas al ofrecer una de las actuaciones más desastrosas que se recuerdan. Incapaz de ajustar sus labios al 'playback' y moviéndose torpemente por el escenario, la diva terminó por abandonar el show, para lamento de sus fans y escarnio de los tuiteros.
Mariah era la estrella principal del tradicional espectáculo que ofrece la cadena ABC en Nochevieja desde Times Square. La víspera había publicado una imagen de los ensayos y minutos antes de medianoche mantuvo una breve entrevista con el presentador del evento en la que recordó a George Michael con gesto compungido. Nada hacía presagiar el bochorno que se avecinaba.
Apareció en el escenario envuelta en plumas blancas y con un modelito de transparencias marca de la casa. Sonó el clásico 'Auld Lang Syne' y ella hizo como si cantara, pero en la segunda estrofa sus labios iban por un lado y la letra de la canción por otro. Lo peor estaba por llegar. Mientras de fondo sonaban los acordes de su hit de 1991 'Emotions', la estrella deambulaba por el escenario desorientada y quejosa. «No puedo oír nada», «nos estamos perdiendo parte de las voces», decía por su característico micrófono dorado. Unos problemas que achacó a que «no hicimos una prueba para esta canción». Pero aquello no era una prueba de sonido, sino una retransmisión en directo que vieron más de cincuenta millones de telespectadores. En un momento dado, llegó a pedir al público que cantara la canción, «al fin y al cabo esto llegó al número 1». Después de tres intentos fallidos, acabó renunciando a seguir con el show.
Las redes no tardaron en hacer leña de la cantante, sobre quien planeó la sospecha de que hubiera salido a escena en estado de embriaguez. Su manager, sin embargo, ha desviado los dardos hacia la productora del evento, a la que acusa de no preparar la actuación y desatender las quejas de la diva, llegando a hablar de sabotaje. La empresa ha respondido que no tuvo «responsabilidad en el rendimiento de la señora Carey» y que se plantea emprender acciones legales. Ella, por su parte, se ha tomado el tema con humor. Al día siguiente del fiasco colgó un mensaje en las redes sociales en el que brindaba por seguir generando titulares en 2017.
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