Nadie gana más que Taylor Swift

Una década. Ese es el exiguo plazo de tiempo que separa aquella tierna adolescente de Pensilvania que se mudó a Nashville guiada por su sueño de suceder a la faraona del country estadounidense, Dolly Parton, del personaje popular del planeta que más nutre su cuenta bancaria al cabo de un año. Ni Ronaldos, ni Messis. La revista Forbes, el termómetro de ricachones más fiable a la hora de calcular las fortunas con más ceros, acaba de sacudir del trono al ex boxeador Floyd Mayweather para colocar a Taylor Swift y a los 170 millones de dólares -al cambio, 153,5 millones de euros- que se embolsó en el último año. Cualquier le llama ahora la princesita del pop.

A sus 26 años, la cantante y compositora lleva editados cinco álbumes y acumula diez premios Grammy, un Emmy, veintidós Billboard Music Awards y diecinueve American Music Awards, entre otros muchos. Sus ventas superan los 40 millones de álbumes. Una fulgurante carrera que en ocasiones ha soliviantado a algún colega, como el hip-hopero Kanye West, quien durante una gala de la MTV para reconocer los mejores videos musicales, harto de la reiterada presencia de Swift en el escenario para recoger galardones, saltó como un puma para decir que «Beyoncé lo merecía más».

Odiada por algunos por su aspecto de niña bien a la que todo le sale rodado, esa apariencia, sofisticada de manera notable en los últimos tiempos, y su música inocua le proporcionan legiones de seguidores. Pero no solo de cantar viven (por todo lo alto) las divas. Swift debe sus ingresos de infarto durante 2015 a una exitosa gira mundial y a sus remuneradas colaboraciones publicitarias para marcas como Coca Cola o Apple, que le permitieron duplicar sus ganancias con respecto al año anterior.

Los que tampoco han perdido el tiempo son la banda One Direction y el escritor de novelas de suspense James Patterson ocupan la segunda y tercera posición, respectivamente, en el último ranking de Forbes.