Acusan a una gata de robar la ropa interior de sus vecinos en Nueva Zelanda

Todos aquellos que convivan con un gato deben saber que estas mascotas pueden llegar a tener hábitos y obsesiones un tanto peculiares. El fetiche de Brigit ha dado la vuelta al mundo porque su diversión nocturna es robar calzoncillos y calcetines de todo el vecindario.

Desde hace seis años, este felino tonkinés de seis años merodea por las calles de Hamilton, una ciudad al norte de Nueva Zelanda, y cada mañana cuando su dueña, Sarah Nathan se levanta temprano para ir a trabajar, encuentra ropa interior masculina tirada en el suelo de su casa. Brigit tiene un problema, es cleptómana y no puede contenerse cuando sus vecinos lavan y tienden sus calzoncillos y calcetines para recogerlos secos al día siguiente.

«Es una pasión absoluta», cuenta la mujer al 'New Zealand Herald' este domingo. «No hay noche que no vuelva a casa sin traerse nada, me levanto por la mañana y encuentro cuatro calcetines en casa». Según contaba la mujer la cadena BBC, esas prendas no pertenecían a nadie de la familia, y se dio cuenta del vicio de su mascota cuando «un día Brigit entró en el salón llevando un calcetín como si fuese un gatito».

Además, imagina quiénes pueden ser las posibles víctimas de su gata. Los inquilinos de un edificio próximo, ya tal como apuntaba a la cadena británica, este bloque de apartamentos está «lleno de tíos». La historia de esta simpática ladrona de ropa interior está recorriendo las redes sociales en estos instantes gracias a que la señora Nathan ha escrito una publicación en Facebook con la intención de identificar a las posibles víctimas de este felino cleptómano. Aunque nadie se ha manifestado para reclamar ninguna de las prendas.

Desde enero, Brigit ha robado 11 pares de calconcillos y 50 calcetines. En su casa anterior, Nathan asegura que su gata siempre volvía con un poco de todo. «Era menos exigente a la hora de escocer la ropa, pero ahora solo elige las prendas de hombre, y lo que más le gustan son los calzoncillos», cuenta la dueña de Brigit.

Al parecer los gatos tonkineses, que proceden de un cruce entre un siamés y un burmés, pueden ser muy obsesivos con las cosas, ha contado la mujer al portal 'OddStuff'. Este en concreto ha tenido un flechazo por la ropa interior masculina, su familia, que va a mudarse pronto, espera que encuentre otros objetos en los que enfocar su obsesión.