Neymar inicia una contrarreloj

Neymar está de vuelta y tiene un objetivo entre ceja y ceja. El futbolista brasileño, de 33 años, reapareció esta semana con el Santos tras superar sus problemas físicos y lo hizo con una exhibición y un gol que sirvió para dar el triunfo a su equipo contra el Flamengo. No es un tanto cualquiera, es el que inicia una carrera contrarreloj para estar en el Mundial 2026, la meta de un futbolista cuya carrera ha estado marcada en los últimos años por sus problemas extradeportivos y que ahora parece que tiene el foco en ganar un título con Brasil.

«Quiero jugar la Copa del Mundo, pero será la última», afirmó Neymar el pasado mes de febrero. Ese día sus palabras parecían referirse a una quimera a tenor de su estado físico, recién aterrizado de Arabia Saudí, y a tenor también de la brutal competencia que tiene en la Canarinha. En una selección donde están Vinicius, Rodrygo, Raphinha, Martinelli, Joao Pedro, Antony o Estevao, su inclusión entre los elegidos de Ancelotti se antoja complicada, pero no imposible. Lo sabe Ronaldo, que aseguró que es «la mayor esperanza para Brasil» y también para Neymar, que ha decidido que va a ser un año clave en su carrera.

Y es que los últimos años de Neymar han sido una montaña rusa en la que ha habido más descensos que ascensos. Abandonó el PSG para enrolarse en las filas del Al Hilal y desde entonces los problemas físicos han marcado su trayectoria. Ha sufrido hasta cinco lesiones en los últimos dos años, una diatriba que le ha llevado a volver a casa a buscar su mejor versión, esa que maravilló al planeta fútbol con su irrupción en el Santos y su aparición en el Barça de Messi. «Estoy bien físicamente. Tuve conversaciones con algunos equipos para jugar el Mundial de Clubes, pero preferí quedarme para entrenar un poco más. Estoy al 100% físicamente, pero necesito estar aún mejor para poder volver en gran forma», señaló el pasado mes.

Para entonces ya se estaba fraguando un regreso que tenía esperanzado al Santos y también a un jugador que ahora mira al Mundial como la última bala para conseguir por fin algo con Brasil. Neymar tiene en sus vitrinas un Sudamericano sub'20, un Oro en los Juegos Olímpicos y una Copa Confederaciones, poco bagaje para un jugador destinado a marcar una época y que solo ha alcanzado las semifinales en los dos grandes torneos a nivel de selecciones. Esa espina todavía está clavada en Ney y espera quitársela en 2026.

Con ese objetivo en mente, Neymar ha llevado a cabo un plan de recuperación en los últimos meses. Ante el Flamengo ya se pudo ver una mejora física, un punto más de velocidad y el talento natural que nunca llegó a perder. Jugó en una posición más centrada, una demarcación en la que necesita ser menos explosivo, y marcó el único tanto del partido con un disparo a la media vuelta que puso patas arriba a la afición del Santos. Fue una momento de felicidad total para Ney y un punto de inflexión con el que advierte que lo mejor quizá está por llegar. «Quiero jugar todos los partidos los 90 minutos. Quiero estar en la mejor forma física, pero eso lleva tiempo. Tanto en el juego como en los entrenamientos. Mi cuerpo todavía se está adaptando, reconociendo todo de nuevo», afirmó tras el choque al ser preguntado por el plan de recuperación que ha llevado a cabo.

El sueño de Neymar de estar en el Mundial coincide con una selección brasileña en horas bajas y sumida en un proceso de reconstrucción. La canarinha no lo ha pasado bien en la fase de clasificación con siete victorias, cuatro empates y cinco derrotas y además ha llegado un entrenador como Carlo Ancelotti, que puede remover el avispero. Es, quizá, el contexto ideal para encontrar un resquicio y entrar en un equipo que no pasa por su mejor momento. Para cuando esa oportunidad llegue, Neymar espera haber quemado más etapas y estar un poco más cerca de ese nivel con el que asombró al mundo.